Revolución
Cualquier individuo aislado de otros, obviamente no puede compararse con sus pares y por lo tanto se tiene a sí mismo como único referente, por lo que las cosas simplemente son, sin que exista ningún tipo de cuestionamiento posible ante alternativas inexistentes.
Aparte de ser una remota posibilidad por demás utópica, factible de ser vivida solo por un náufrago de hollywood acompañado de una pelota, nuestra realidad del día a día es diametralmente opuesta por cuanto convivimos con otros y sobre todo, con múltiples medios de comunicación efectivos a la hora de instalar inquietudes en los habitantes de esta aldea,global en que se ha convertido njestro mundo cada vez más pequeño.
Los estándares de belleza, de moda, del buen gusto, son dictados por un puñado de patrones que manipulan a sus peones para transformarlos en consumidores, verdaderos esclavos del dinero plástico transformado en la cadena que les permite moverse justo lo necesario para seguir consumiendo.
Puede que en los postulados de la estética más purista, existan leyes absolutas, estándares definitorios de belleza y armonía, leyes que son total y absolutamente modificables por quienes tienen el poder de influir en la opinión pública a través de una buena campaña publicitaria que muestre muchos juguetes si está dirigida a los niños, familias felices y hogares de fantasía si son mujeres las destinatarias, y tetas, muchas tetas si son los hombres quienes tienen que decidir una compra.
Al estar ligado a la estética y esta ser fácilmente manipulable por un grupúsculo de influyentes opinantes auspiciados por ya sabemos quiénes, el arte, aunque de manera incluso ilusa trata de oponer una estoica resistencia a las presiones del sacro santo mercado, lamentablemente termina por sucumbir al mismo fenómeno de la moda temporal.
Gama cromática de cuadros insulsos que hagan juego con los muebles, canciones interpretadas por el desafinado de moda, esculturas vendidas entre cócteles de inauguraciones fashion, fotografías de desnudos sin sabor, aliñadas por el eterno voyerismo humano.
La sociedad, y por supuesto yo me reconozco como un integrante más de esta sociedad, termina postrándose ante el embrujo de las pócimas multi mediales utilizadas por los hechiceros de la mercadotecnia para vendernos lo que no necesitamos.
¿Entonces por qué existen obras que trascienden más allá de su tiempo y su creador, para convertirse en clásicos del arte?
Quizás por un cierto denominador común de rupturismo en el momento en que fueron creadas, a tal punto de establecer un notorio quiebre con la usanza de su tiempo, y por supuesto motivar a otros para seguir por el mismo camino de disidencia estética.
«Quien ha sido joven y no ha sido revolucionario, no ha sido nunca joven». Es quizás en esta frase donde radica la esperanza del arte pues en su eterna postura anti sistémica, son los jóvenes quienes estuvieron, están y estarán encargados por siempre de mantener a toda manifestación artística como el baluarte de las expresiones más puras que un ser humano pueda manifestar a través de su creación. Los jóvenes y por supuesto algunos adultos con síndrome de Peter Pan, obstinados en permanecer con ese espíritu revolucionario que otorga la juventud.
Me es difícil pensar en obras clásicas creadas por personas de edad avanzada y si lo hicieron, de seguro su postura hacia el arte, sentó sus bases a temprana edad.
Se podrá o no estar de acuerdo con una obra, pero ya que el hombre ha evolucionado en gran medida gracias al método del acierto y error, la sociedad no debería ser tan condenatoria con movimientos de jóvenes revolucionarios que gritan su eterno descontento para con la sociedad en la cual les tocó nacer, a través de lo que para algunos es arte y para otros solo basura.
Atención, atención, quizás esa basura algún día sea considerada un clásico del arte mundial como fiel reflejo del momento histórico en el cual fue creada.
! Fuerza a los revolucionarios del arte!