El Ateneo Puertorriqueño cerrará su XXVIII Festival de Teatro 2005, con el estreno de la obra Después de la Muerte (Escenas del más allá), la más reciente producción original del dramaturgo puertorriqueño Roberto Ramos-Perea. La obra, bajo la dirección de su autor, subirá a escena el viernes, 10 de junio de 2005, y continuará en funciones viernes y sábados a las 8:30 y domingos a las 4:00 de la tarde por varios fines de semana. La nueva obra de Ramos-Perea es una producción del Laboratorio Gaspard de la Nuit, laboratorio actoral que reúne a los más aventajados actores del Conservatorio de Teatro del Ateneo, muchos de ellos ya profesionales y quienes son el grueso de la Compañía Teatral titular del Ateneo. Tras un año de trabajos y estudios en el tema, finalmente se concreta una producción que muestra las capacidades de los mejores talentos actorales de este Conservatorio.
DESPUES DE LA MUERTE es una exploración de las complejidades de la vida en ambos extremos; la vida aquí, en el mundo físico, y la vida en el mundo espiritual, el mundo de los desencarnados, y las relaciones que entre unos y otros se desarrollan cuando hay asuntos inconclusos o por resolver.
La obra está protagonizada por Melissa Reyes, Naymed Calzada, Nelson Alvarado, Tere Nieves, Luis Javier López, Paloma Gutiérrez, Bryan Vázquez, Marvis Ptti, Omar Torres, Víctor Vélez, Phannie Díaz, Carlos Alexander, y la actuación especial del actor y dramaturgo Carlos Vega.
La iluminación está a cargo de Josué Reyes, sonido y música de Julián Ramos-Trabal, escenografía de Pepe Grillo, utilería de Tere Nieves, en Producción de Paloma Gutiérrez y Asistencia de Dirección de Naymed Calzada y Regiduría de Zorayma Navarro.
La anécdota de la obra gira en torno al asesinato de una prostituta y cómo entre los de aquí y los de allá van descubriendo e impidiendo que el asesino, un alto jerarca religioso, vuelva a cometer otro crimen. Ese otro crimen ya está arreglado sobre la persona de otra prostituta, que busca desesperadamente evitar su muerte y obtener su libertad.
Esta nueva obra de Ramos-Perea propone como punto de reflexión, que en ocasiones nos es dada y favorable la creencia en una vida ulterior a la muerte física. Es parte del sentido que damos a la vida, pues una creencia depende naturalmente de otra; algunos creemos en la vida después de la muerte porque de alguna manera, más allá de lo que podamos hacer aquí, en un presente concreto, necesitamos la certeza de los valores que juzgarán nuestros actos cuando la vida termine. Es un imperativo moral que que va más allá de la religión y la doctrina. La obra entiende que unos y otros, en la integridad de sus deseos y aspiraciones, caminan hacia una superación espiritual, y en última instancia, hacia la avenencia con uno mismo. La obra contiene escenas que no son apropiadas para los niños.
