Romper con las rutinas
El circo y FiraTárrega van bien. Leíamos esta misma semana en este periódico digital que la próxima edición de la feria apuesta decididamente por producciones circenses. Es también un buen momento para el circo catalán: nunca se había hablado tanto del sector como ahora, está presente en los debates y en las políticas culturales, hay nuevos equipamientos (La Central del Circ recientemente inagurada es un buen ejemplo), etc. Falta todavía mucho por hacer, seguro, en un sector que además siempre ha sido el hermano pobre de las artes escénicas. Pero la verdad es que hoy tenemos mejores espectáculos circenses que ayer y es importante que las ferias cuenten con ellos y que les den espacios para que puedan internacionalizarse. FiraTárrega en esto también es un buen ejemplo, puesto que cada año acuden a ella más de 200 programadores internacionales. De entre ellos, una treintena vienen de Inglaterra, y de esos 30, hay uno que se llama Angus Mackenzie. Este hombre es un habitual de FiraTàrrega y cada año compra muchos espectáculos para el programa «Watch this Space», el festival de verano del National Theatre de Londres. La verdad es que a uno le da una alegría ver a tantas compañías catalanas y españolas programadas en este festival… ¡vamos bien!
El National Theatre desde hace muchos años lleva a cabo esta programación al aire libre y gratuita justo delante de su edificio, situado en la orilla sur del Tamesis, en un lugar privilegiado entre la Tate Modern y el London Eye. «Watch this Space» es básicamente una programación de circo, con algunas cosas de danza y música, que se hace durante los meses de julio, agosto y septiembre. Nada más y nada menos que tres meses de programación: así son los ingleses. También hay que decir que las cancelaciones de espectáculos por lluvia son muy habituales y la organización tiene que ir improvisando y reconstruyendo parrillas. Uno de los objetivos que tiene este programa es muy sencillo y los responsables lo dicen sin complejos: promover que la gente se acerque al National Theatre. Ofrecer un producto no tan duro como podría ser una obra de texto y que sea para todos los públicos. El objetivo, y repito lo dicen sin complejos, a parte de ofrecer entretenimiento de calidad, es que la gente pise su territorio, que sepan donde está su teatro, que vean que no muerde, que vean que dentro hay una librería y un bar, que hay visitas guiadas por el backstage (muy recomendables, por cierto), que hay una programación muy variada, que a parte de clásicos y drogas duras teatrales también hay otras ofertas, etc. Hay que tener en cuenta que llamarse «National Theatre» en Inglaterra no es cualquier cosa y que esto puede acojonar a más de uno.
Me parece una política de creación de públicos inteligente y muy responsable por parte de alguien que además tiene como apellidos el adjetivo «national». El Teatre Nacional de Catalunya (TNC) podría hacer algo parecido, lo tiene todo a mano. En primer lugar, tiene una fantástica escalinata que sirve de gradas y un césped perfecto delante. También tiene un hall con mucho potencial con unas columnas y unas alturas que los circenses y los profesionales de la danza se pondrían las botas. Y lo más importante: hay mucha gente que nunca ha pisado las instalaciones del TNC, o ni siquiera sabe dónde está, para quienes podría ser una magnífica ocasión para tener esas tan importantes primeras experiencias escénicas. ¿Por qué no se atreven con un programa de espectáculos al aire libre para los meses de verano? ¿Por qué no aprovechar los otros espacios (hall, jardín, escalinatas) que tiene el teatro y atrevirse con otra oferta diferente? Y que no nos digan que no hay dinero porque esto es barato. Tampoc estoy diciendo que sea una programación de tres meses, como hacen los ingleses, pero a lo mejor que durara un par de semanas. Lo que pasa es que no hay voluntad de hacerlo.
Jordi Colominas, el último director de FiraTárrega, me comentaba hace poco que esto mismo le había comentado a Sergi Belbel, actual director del TNC, pero que no quiso escucharle demasiado. Colominas me decía que muy a menudo tenía la impresión que estos programas daban mucha pereza a los responsables de los teatros: es más trabajo, son actividades que no se hacen en el escenario y por lo tanto no las dominan tanto, es tiempo de vacaciones, etc. ¿Cómo puede ser esto? ¿Por qué hay miedo en usar los espacios no habituales pero que a su vez tienen tanto potencial?
Hay que empezar a romper con muchas rutinas si queremos tener nuevas y diferentes experiencias escénicas y si queremos seguir avanzando.