Romy Schneider (1938-1982)
Una gran exposición en la Cinemateca Francesa de París (hasta el mes de julio) para recordar a este símbolo del talento y la belleza, aunque también de la fragilidad y sus desventuras: Romy Schneider.
Tan bella como desdichada me viene a la cabeza esta frase al evocar a esta actriz europea nacida en Austria, y fallecida en París. Romy Schneider la belleza íntima tan cercana al mito que el destino se empeño en lastimarla. Frágil y firme como un cristal, luminosa y en tinieblas, flor de unos días, Ayer naciste y morirás mañana… Así Romy en el inconsciente colectivo, desde su interpretación de Sisi hasta sus últimas películas menos exitosas, con la incertidumbre de los estragos causados por el tiempo.
En la Cinemateca Francesa asistimos a su evolución como persona, como actriz, como personaje público, a través de la vorágine de su vida, desde su primera infancia marcada por la cercanía de su familia con el régimen nazi, el triunfo adolescente con el personaje de la reina de Austria, la emperatriz Elizabeth (Sisi), su encuentro con Luchino Visconti, sus amores con Alain Delon, y el final de sus días atormentada, estrella declinante y solitaria.
La exposición nos muestra que tuvo una madre posesiva que sobrevivió a Romy; se trata de la gran actriz austriaca Magda Schneider, que tuvo una relación estrecha con los jerarcas nazis y después se dedicó a su hija y la sobrevivió más de quince años. Muestra asimismo la exigencia de Romy en su trabajo, en especial con la puesta en escena de Lástima que sea una puta de John Ford dirigida por Luchino Visconti y presentada en París en 1961. Este reto representó un riesgo múltiple para Romy Schneider, por el francés que no dominaba bien, por su poca experiencia en el teatro, por la dificultad del papel, y en la exposición la presentan como el símbolo del perfeccionismo de la actriz.
La filmografía de Romy Schneider es impresionante, una de las actrices más solicitadas de su tiempo. Trabajó en unas 70 películas en 20 años, muchas de ellas verdaderos clásicos, como El Proceso basada en la obra de Kafka y dirigida por Orson Wells. Filmó en Estados Unidos y en muchos países de Europa. La cámara no se cansaba de fotografiarla, y los directores la solicitaban más y más.
En la exposición la imagen de Romy Schneider evoluciona en galerías bien estructuradas, muestra de su trabajo: de la adolescencia imperfecta, al esplendor de la juventud y el talento, para finalizar en la mujer madura amenazada por el tiempo. Abre la exposición un cuadro original de la reina Elizabeth, espléndida de belleza, que nos otorga el tono de las visiones de la propia actriz. Y nos preguntamos: ¿quién era Romy Schneider? Detrás del personaje adivinamos a una mujer apasionada y contradictoria, que siempre buscaba dar lo mejor de ella misma, emblema de una época de sorprendente creatividad en el cine.
Así la presenta Clémentine Deroudille, comisaria de la exposición: Detrás de la imagen de adolescente ingenua de sus inicios, pretendemos revelar su atracción por el riesgo y la ruptura, la manera en que ella construyó su carrera para escapar a la imagen de porcelana de princesa austriaca, gracias a la cual ella se convirtió en estrella del cine mundial con apenas 16 años. La manera en la que ella afrontó su destino de actriz y supo, a lo largo de su carrera, avanzar a espacios nuevos, sorprender, reinventarse, y saber buscar a los más grandes directores de su tiempo: Alain Cavalier, Claude Sautet, Luchino Visconti, Orson Welles entre otros. El reto de la exposición es descubrir los secretos de este virtuosismo, la entrega que ella ponía en todo, pero fundamentalmente en su trabajo de actriz. Siempre con nerviosismo escénico, con dudas sobre su talento, sin dejar de cuestionarse sobre su actuación, su trabajo, su carisma.
El destino trata de escribir sus guiones con maestría: en estos días en los que la Cinemateca Francesa rinde homenaje a Romy Schneider, un rumor se propagó en los medios: la posibilidad de un suicido asistido de Alain Delon a los 86 años. Alain Delon vive en Suiza en donde esta alternativa está permitida. Información que ha sido desmentida con firmeza y enojo por sus hijos. Commo muchos otros, se trata de un rumor falso.
No obstante, la pareja Schneider y Delon ha sido muy tentadora porque durante muchos años encarnó a los novios más célebres del cine europeo, que conjuntaban belleza y talento. Representaban en el inconsciente colectivo a la ‘Pareja cósmica’, esa que mencionan los alquimistas, y que representaba a los millones de anónimos que somos todos, una pareja sacralizada por el cine: belleza, juventud y talento.
Por cierto, creo indispensable señalar que Netflix presenta una selección de películas de Romy Schneider, entre las que destaco dos: La Piscina precisamente con Alain Delon, y El Proceso, la gran adaptación de Orson Welles de la obra de Kafka.
Tropel de imágenes y silencios me ha dejado la visita a la muestra en la Cinemateca Francesa que se presenta hasta el mes de julio.
París, abril de 2022