Críticas de espectáculos

San Francisco, Juglar de Dios

FRANCISCO DE ASÍS APÓCRIFO
SAN FRANCISCO, JUGLAR DE DIOS, de Dario Fo. Compañía Rafael Álvarez “El Brujo”. Plaza de la Brullería (Catedral de Santa María), Vitoria-Gasteiz. 24-Junio-2004.
CERRADO POR OBRAS (TEATRALES)
Dentro de los actos programados para esta temporada por la Fundación Catedral Santa María de Vitoria, “El Brujo” ponía en escena en la Plaza de la Brullería San Francisco, juglar de Dios, de Dario Fo, inspirado libérrimamente en la vida -y milagros- del santo de Asís. Y lo hacía, en paralelo a la campaña de visitas guiadas “Abierto por obras –de teatro-”, al aire libre, a las 11 de la noche, tras una tormenta, como un juglar, en la plaza trasera de la Catedral, justo enfrente del restaurante “El Portalón”, donde a comienzo de semana comían a papo de rey sus Majestades los Reyes tras entregar a la “Fundación” el premio “Europa Nostra” –lo demás es cosa nostra-, “cerrado por obras -o sobras-”, tal y como a lo largo del siglo XIII –aquel en el que transcurriera la vida del santo y se inicia la edificación del Templo- los “misterios” teatrales fueron desalojando las iglesias para emanciparse, fuera del templo, en boca de juglares, y convertirse en “misterios bufos”.
Hoy como ayer, rey y bufón pisándose los talones y dándose la réplica cabe la Catedral.
Dario Fo rescata, pues, de la figura del santo de Asís aquello que tiene de comediante de la palabra que construye el templo del amor panteísta a Dios bajo la bóveda del cielo y lo que pudo haber en él de agitador social al servicio de los humildes y los campesinos contra la jerarquía eclesiástica, los poderes de la burguesía mercantil y el Papa de Roma.
CANTORAL Y CANTERÍA: SACRO RETABLO DE LAS MARAVILLAS
Y “El Brujo” pone voz -y cuerpo y movimiento- a esa juglarada, entre el histrionismo de la sátira de los poderes dominantes y el sentido común y el arrobamiento místico del joven iluminado, contemplado entre la parodia y la ternura, más gótico que románico, y como un homenaje teatral a la piedra de siete caras y el conocimiento de lo inefable que reconstruye la ermita de la vida y obra de Francisco con la cantería del lenguaje y todo un repertorio interpretativo de polifonías –los campesinos, canteros, fratelli, cardenales o su Santidad- y bestiarios –el sardónico “hermano lobo”, los cerdos o los pájaros-, de cantorales y cantería, retablos de las maravillas en fin, que recrea su “vida del santo”, con desnudez de recursos del arte povera –velas y bombillas apagadas-, “teatro pobre” en (santa) clara consonancia con el voto de pobreza del humilde poverello Francesco.
OBRA: DECONSTRUCCIÓN, RECONSTRUCCIÓN
Con el humor como máscara carnavalesca – no es lo mismo ser gracioso que estar en Gracia, como “El Brujo”, agraciado con un don que le hace congraciarse con el público- y desacralizadora de los trucos del Poder –apología de la guerra, diatriba contra el Papa y otras órdenes religiosas, o derribo de las torres de Asís-, para reconstruir con ingenua picardía la ermita de “la vida buena”, y el relativismo irónico y gótico de los puntos de vista que tira por tierra los Absolutos del Poder románico y feudal, va construyendo un edificio interpretativo –las voces y gestos con que imita y emula, mima y remeda a todo bicho viviente- a base de “deconstruir” textos sagrados o profanos, desde la hagiografía de Francesco o el propio prólogo de Fo a la auto-ironía con respecto al propio discurso teatral del actor, quien teje y desteje los contextos históricos, literarios y sociales hasta quintaesenciar “el mensaje” -¡pásalo!- revolucionario de Francesco, mediante flujos y reflujos que ligan pasado y presente –okupas, “sin papeles”, hippies o alternativos, kale borroka y Aznar-, y rompe el discurso vertical y unidireccional con un juego dialógico, de ventrílocuo –que habla con las tripas- y que va de las grotescas onomatopeyas de los “hermanos” de Francesco o las mil voces del retablo de la vida -y maravillas- del santo a los homenajes a otros juglares –Paco Rabal, Fernán-Gómez o Karol Wojtyla-, o que se enreda en la interacción, en vivo, en directo y en caliente –pese al frío de la noche-, con su auditorio natural, sin ahorrar desenfadadas puyas a la entidad patrocinadora del auto.
Para concluir, al fin, con una reflexión en voz alta que llama a la comprensión hacia el instinto animal –de ahí su ánima- del ser humano–hacia el humus de la hermana Tierra-.
SANTA FAZ o ANTIFAZ Y ABECEDARIO BUFO
Así, a la sombra de la Catedral de Santa María, “El Brujo” logró despertar el asombro ante la nutrida Asistencia de una renovada y renacida -en virtud del Verbo- población de Asís, entre la sillería del improvisado patio de sillas de la plaza, levantando con magia de juglar, en la oscura Noche –del alma- de San Juan, catedrales en el aire, arquitecturas efímeras talladas con la séptima cara –del sillar-, rosas cúbicas –de palabras elevadas al cubo-, con la mueca de su santa faz -o antifaz- de bululú gótico y la muesca de las letras del abedeDario buFo –de los símbolos de cantería- de la Palabra. Y si se le fue el santo al cielo, que Asís sea.


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