Saqueos para sobrevivir
Dada la complicada situación actual, sobre todo en mi supuesto país en vías de desarrollo donde la pandemia demoledora de muchas precarias economías familiares fue precedida por un estallido social donde se destruyó mucho, podría llegar a entender el irrumpir en un supermercado y salir corriendo después de robarse un saco de harina con el que hacer pan, pero romper las puertas de cierre automático, destrozar las cajas de cobro y salir corriendo con un televisor full hd, eso, jamás.
Me parece que la crisis no solo económica, sino que fundamentalmente valórica, donde el valor de una persona ya no está en su esencia, sino en lo que muestra. Ya no cuenta lo que se es, sino lo que se tiene, y con el tener, no me refiero a tener valores como la solidaridad, la justicia u otros, sino al tener el mejor teléfono móvil del mercado, unas zapatillas de marca impecables, jamás usadas para hacer ningún tipo de deporte, y conducir una camioneta tipo monster truck, absolutamente ineficiente para ser conducida en el tráfico de la ciudad, y ni hablar de estacionarla.
¿Qué pasa con el actuar de nuestra sociedad contemporánea?
Nada que no haya sucedido desde siempre.
Ser el macho alfa de la manada, pareciera ser el único norte posible, aunque se esté más cerca de omega, que es la última de las 24 letras del alfabeto griego. De hecho, muchas ostentaciones están respaldadas por un pseudo analfabetismo social.
Incultos no somos, hemos sido educados de manera extremadamente eficiente, en la cultura del consumo desmedido y en el desecho valórico como consecuencia.
Ya no reparamos lo que comienza a fallar, sino que lo desechamos para volver a comprar, actitud que lamentablemente, también está sucediendo con las relaciones humanas.
Ante una fuerte discusión con la pareja, inmediatamente se evalúa la posibilidad de una separación, nada de bajar el nivel de la pelea a una discusión, luego un posterior intercambio de posiciones y llegar a una nueva alternativa en que ninguno de los 2 gana, porque cuando uno gana, el otro pierde, y eso no es convivencia.
Los saqueos ya no solo son materiales, sino que emocionales también. No basta con tener una paz interior basada en el compartir valores positivos, sino que en, literalmente destruir la existencia de otros para asegurar la propia, saquear el bienestar de otros sin medir las consecuencias que finalmente, esto tendrá en el propio devenir.
La situación actual, no solo local, sino que, a nivel mundial, nos ha llevado como sociedad a un estado de sobrevivencia en que el egoísmo prima por sobre la solidaridad.
Quien destruyó para saquear va a poder disfrutar de una buena serie de Netflix en su televisor hd de más pulgadas que de conciencia, esto, en la soledad de un egoísmo como nunca antes se habla visto, o quizás sí.
Mal que mal, desde siempre el ser humano es muchas veces, ante todo, inhumano.
Para sobrevivir podría ser valedero lo de aislarse entre las cuatro paredes de un egoísmo autista, pero si lo que se pretende es vivir, se debe hacer con otros.
Los saqueos no son más que una clara señal de una sociedad enferma, pero con la esperanza de una pronta mejoría.