Sara Bernhardt (1844-1923)
París es una ciudad de fantasmas. La capital francesa conserva una arquitectura envidiable pues no ha sido bombardeada como otras capitales europeas a pesar de haber estado a un paso de ser destruida en 1944, situación que sirvió de argumento a la novela ‘¿Arde París?’ de Larry Collins y Dominique Lapierre. Entre esos fantasmas podemos imaginar personajes que recorren sus callejuelas y plazoletas casi secretas, al menos en la imaginación de turistas literatos y vagos profesionales, misterios arquitectónicos que conservan las memorias de antaño y dan pie a ensoñaciones sin tiempo.
En ese decorado surge la figura de Sara Bernhardt, actriz por excelencia, la primera diva contemporánea, el monstruo sagrado (Jean Cocteau acuñó el término para ella), Sara Bernhardt cuyo nombre está inscrito en la memoria colectiva del público teatral francés. Ahora sale del libro del olvido para (re)encarnarse en una sorprendente exposición dedicada a su memoria en el Petit Palais, espacio con vocación de museo y galería de arte. ‘Sara Bernhardt; y la mujer creó a la estrella’, es el título de la magna exposición realizada para conmemorar el centenario de su salida de escena de este mundo.
Entrar a ese espacio es recobrar los ambientes en los que existió la diva. Es recuperar su imagen que el tiempo ha desvanecido, es recobrar aquel París presente en ‘En busca del tiempo perdido’ de Proust.
La Bernhardt, extraordinario personaje dentro y fuera del teatro, organizadora de grandes giras intercontinentales cuando no era común que se realizaran, intérprete de personajes masculinos cuando le cuadraba, escultora, pintora, escritora, creadora de personajes clásicos y contemporáneos. El autor de ‘Cyrano de Bergerac’, Edmond Rostand escribió que era ‘legendaria y moderna a la vez’. De ayer, de hoy y de siempre parece decirnos la exposición.
¡Qué personaje dentro y fuera de la escena!; reaparece en pinturas excepcionales de George Clairin y Louise Abbéma, fotografías de Nadar y muchos otros pues el auge de Sara Bernhardt coincide con el desarrollo de la fotografía y el nacimiento del cine; aparece en sus vestuarios para la escena conservados en La Comedie-Française, con lo que casi vemos surgir su figura en la penumbra de la puesta en escena de las galerías del Petit Palais. Cerca de 400 piezas se exponen con lo que un personaje y su época regresan a la escena. Los visitantes pueden usar sus cámaras celulares para tratar de atrapar la atmósfera que se desprende de esta reunión de recuerdos, pero podemos predecir que pierden lo más substancial: el halo de talento que se desprende de esta actriz excepcional, Sara Bernhardt, presente hasta el mes de agosto en las galerías del Petit Palais.
París celebra en sus calles y rincones románticos a sus actrices desaparecidas: Simonne Signoret, Jeanne Moreau, María Casares, y en lo futuro podemos suponer que seguirán otras. Y este año el Festival de Cannes tiene como efigie en su cartel una imagen de Catherine Deneuve, así que la influencia de las grandes actrices francesas sigue vigente cien años después de la partida espectacular de Sara Bernhardt.
Podemos concluir que estamos ante un fecundo personaje que marcó su tiempo, liberó con fuerza a la figura femenina, y fue un emblema de combatividad y creación en su tiempo. Y el Petit Palais nos recuerda este portento de la naturaleza en la exposición: ‘Sara Bernhardt, y la mujer creó a la estrella’.
París, abril de 2023