Reportajes y crónicas

Segunda crónica desde Venezuela

Trabajar con Leo Bassi es una de las experiencias más intensas de mi vida artística, el caudal de ideas y el estallido de creatividad es interminable.
Llegamos a la antigua plaza de toros de Caracas hoy rebautizada como Plaza nuevo circo, una ficha más del tablero político entre la revolución bolivariana y las fuerzas opositoras. A día de hoy la batalla está entre los conservadores que quieren que los toros regresen mientras que las fuerzas vivas del país exigen que sea la sed de la futura imprescindible escuela nacional de circo. En otra orden de cosas, las condiciones escénicas para el ”chou” de Leo no son las más idóneas, así que “Maquinaria Leo” comienza a desplegar un mundo de posibilidades que van desde entrar con un coche de las favelas en el coso taurino, fuegos de artificio, béisbol con explosivos y un sin fin de posibilidades que sería cansado escribir en esta segunda crónica.
Enseguida convertimos la dificultad de hacer un espectáculo intimista dentro de la gala de inauguración del festival internacional de circo en una plaza donde el público está realmente lejos del escenario. Además, este escenario se vuelve en un laboratorio de ideas artísticas. Iniciamos los debates sin saber muy bien cuál era el programa de la gala pero, aún así, Leo encontró como engarzar su nuclear presencia artística dentro de un programa que incluye aéreos payasos musicales, máscaras chinas y acciones de fuego.
Un banquero derrotado por la crisis económica se presenta ante el público dando un discurso en contra del circo para acabar entregado a una bacanal de acciones circenses bajo una música catártica y efectos lumínicos. Esta es la idea sobre la que estamos trabajando horas antes de que comience la gala, sabedores de que como van los ritmos y el peligro de la lluvia y es posible que tengamos que improvisar otras acciones a ultima hora. Con Leo esto no es uno gran problema. Su capacidad para adaptarse la cualquier situación es ya histórica.
Paralelamente al trabajo preparatorio de nuestro labor dentro del festival, asistimos al foro de circo venezolano que está en marcha y donde Leo va a hacer una breve intervención para acercar su visión y mantener contactos con gente de compañías y escuelas de circo de Perú, Chile, Venezuela, e incluso Cuba. Con estos últimos vamos a intentar participar de su trabajo por las misiones culturales socialistas. 500 artistas cubanos que llevan circo, ópera, danza y teatro por las comunidades y regiones venezolanas dentro de un intercambio solidario entre los dos países, Venezuela aportación barriles de petróleo y Cuba artistas de circo y payasos, entre otros.
En los próximos las dice aguardamos encontrarnos con gente del teatro social y el movimiento neo rural de Venezuela para, de su mano, ampliar nuestro conocimiento de la revolución en marcha, y posiblemente consigamos asistir la una experiencia de circo social en una de las barriadas de caracas donde un brasileño con el que contactamos está trabajando para darle una opción, a través de las artes circenses, a las niñas y niños que pasa el día en las calles.
Vinimos a actuar dentro del festival, pero sobre todo a contactar con un proceso social que está removiendo los pilares de todo el continente americano, un lugar en el mundo donde los sueños de Bolívar se mezclan con el petróleo, la figura de Chaves y la poesía revolucionaria latinoamericana y, en medio de este terremoto político, el circo nos viene a sembrar la idea de un mundo utópico donde incluso las leyes de la gravedad son cuestionadas.
Como reza el lema del ministerio de cultura venezolana REVOLUCIONANDO LA CONCIENCIA.


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