Sensación de balón/Pan.Optikum
Un gran gol
Obra: Sensación de balón
Autores: Kirsten Dehlholm, Willie Flindt
Intérpretes: Sigurd Bemme, Beate Furcht, Annette Huber, Ute Wange, Benito Gutmacher, Beni Ocker, Wolfgang Dvorak entre otros
Dirección: Sigrun Fritsch y Ralf Buron
Producción: Pan.Optikum (Alemania)
Puente Romano – Salamanca – 08-06-07 – 3.Festival de als Artes de Castilla y León
Si el teatro de calle se ha teorizado y estructurado, ha logrado rango de estudios específicos en Francia. Si la corriente mediterránea más festiva y participativa marcó una época de deslumbramiento, estamos desde hace unos años vislumbrando la emergencia de las opciones centroeuropeas, especialmente alemanas que proponen un teatro magnificente en donde el factor interpretativo es fundamental y en el que los aparatos, sin dejar de ser espectaculares, están diseñados al servicio de la historia narrada.
En este campo la compañía alemana “Pan.Optikum” nos viene regalando en los últimos años espectáculos auténticamente fastuosos, en los que el espacio se acota a base de elementos visuales, pero que utilizando carras de movimiento constante que desplazan a los espectadores, equipos actorales que mezclan las capacidades de interpretación, canto y riesgo físico, logran contar historias auténticamente asumibles, en donde el texto, la luz, la imagen, los vídeos, la música en directo y la pirotecnia se van fundiendo en un lenguaje multidisciplinar, pero que logra unificar su estética, descubrirnos no solamente lo visual, lo externo, sino el contenido, su visión del mundo.
El espectáculo presentado en Salamanca, “Sensación de balón” fue creado para el Mundial de Fútbol de Alemania 2006, y no es nada más que una narración sobre al vida de un entrenador, del entramado de pasiones, manipulaciones que rodean al fútbol, convertido en mucho más que un deporte o un espectáculo deportivo, que es capaz de aunar emociones, sentimientos, confundir un equipo o una camiseta con una ciudad, una nación, una patria. Y todo ello simbolizado por el propio entrenador, que puede estar en la gloria hoy y por no entrar un balón convertirse en un apestado, en el centro de las iras, el que primero debe poner su cabeza al servicio de quienes le han contratado.
En un alarde de esfuerzo, la compañía alemana dijo todo sus textos, y no es poco, en español, sus canciones, sus parlamentos, por lo que la comunicación fue directa y absoluta, y las máquinas y artilugios huían de lo obvio y realista, se movían siempre en el terreno simbolista. Los intérpretes, todos ellos bravos, contundentes, demostrando ductilidad y formación interdisciplinar, las imágenes creadas con sus cuerpos y los elementos escenográficos fantásticas, y el vídeo interruptus, los últimos dos minutos de un partido con un centro al área y un remate en plancha de un futbolista, termina al final en gol, en una gran gol teatral, en una lección de teatro en espacios abiertos que, absolutamente inmerso en lo popular, el fútbol, sin renunciar a sus tópicos, logran un obra de arte, una visión artística, estética, y un mensaje político y social de denuncia de los valores auténticamente neoliberales que provocan las ansias de éxitos, triunfos y de vencer al contrario de la manera que sea. Todo ello en un grandísimo espectáculo para todos los públicos.
Carlos GIL