Incendiaria en combustión

Siga buscando

Buscaba el más allá y me encontré sentada en la butaca. A veces pasa. Te olvidas de que vives en la búsqueda permanente y surge el encuentro: entre la idea y tú, entre tú y la historia que querías contar pero que no sabías que querías contar, entre la visión y tu ceguera… Es el encanto de creer que es la historia la que te escoge y no la de saber que tú eres quien la persigue a la desesperada.

Buscaba el más allá y encontré un arcoíris doble sobre una masa arbórea. Con esta imagen idílica arranca el espectáculo «Au-delà» de la compañía belga Les Ballets C de la B que el miércoles 1 de febrero abrió el festival Guidance –que se celebra hasta el 11 de febrero- en la ciudad portuguesa de Guimaraes.

En su particular visión de la vida después de la vida, Les Ballets C de la B lanzan una propuesta sobria y sin grandilocuencias, de imágenes claras y reconocibles dentro de un rico juego espacial defendido los cinco intérpretes que habitan «Au-delà». Así, en este lugar fuera del tiempo donde la respiración individual se transforma en aliento común (el que queda o el que falta) y lo cotidiano se vuelve extraño a base de fuerza delicada, la eternidad ondea en espiral arropada por jazz amable y testimonios cargados de experiencias.

«Hice lo que pude», extraigo de uno de esos testimonios. «Hice lo que pude», anoto. «Hice lo que pude». Y con esa frase me encuentro en mi particular más allá de la butaca. «Hice lo que pude», repito una vez más y me pregunto: ¿es suficiente? Hacer lo que se puede, ¿es suficiente o es evidenciar que una está en ese más allá de lo inerte y la inercia? «Hice lo que pude», insisto. Y me propongo una alternativa: «Hice lo que no pude». Y con la alternativa aparece otro más allá que no es el de los muertos: el más allá de quienes buscan ir más lejos y sobrepasar sus límites.

«Siga buscando», era la frase recurrente de los populares rasca-y-gana. «Siga buscando», decían en su mensaje oculto al que obedecíamos con una nueva búsqueda esperanzada para acabar por comprender que no era el premio lo que tenía sentido. Lo importante era la propia búsqueda. Y es que la búsqueda es uno de los elementos más importante en cualquier proceso creativo. Con ella se emprende el camino a ese más allá incierto. Porque si te atreves, con ella puedes llegar a donde no sabes ni esperas. Para hacerlo hay que salir de la comodidad, soportar la desorientación, aceptar el no saber, atreverse con las preguntas incómodas, con las respuestas incómodas y con las decisiones incómodas.

Atreverse con lo que no se puede hacer. Ir hacia no se sabe dónde. Querer «más allá» y no alcanzarlo nunca. Asumirlo no es fácil. Yo buscaba el más allá y me encontré sentada en la butaca. Cuando me levanté no sabía dónde estaba. Tal vez demasiado cerca: recuperando el aquí y el ahora, que también son importantes para seguir buscando.


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