Sud Aca Opina

Sociedad fashion

De tanto escucharlo desde que era un niño, sé muy bien que la mujer del César no sólo tiene que serlo sino parecerlo, pero estamos llegando a falsos niveles aspiracionales en que vestidos de piratería, cualquiera puede aparentar ser lo que nunca será, incluso el César.

No estoy limitando arbitrariamente las legítimas aspiraciones de superación y desarrollo de todo ser humano pero no puedo disimular mi desazón cuando veo a la cultura del parecer, instalada como el leitmotiv principal de cada vez más personas.

Hoy por la mañana rumbo a mi trabajo, pasó pedaleando un ciclista fashion; los guantes de un color verde limón fosforescente hacían perfecto juego con sus zapatillas y sus audífonos en la misma gama cromática. No exactamente el mismo color pero combinaban a la perfección. Además el casco de diseño magnifico, resaltaba sus líneas aerodinámicas con detalles también verde limón. Eran evidentes las muchas horas de paseo por los centros comerciales para lograr ese resultado.

Lo único que desentonaba un poco era su lengua que dada la fatiga, le costaba mantener dentro de los límites de su boca. Incluso la botella de agua que de seguro contenía algún tipo de líquido energizante, era perfecta dentro del todo.

Quizás si hubiese invertido más tiempo en entrenar y llevar una vida sana en vez de pasearse entre vitrinas vende estatus, su lengua no hubiese desentonado.

Hace no tanto tiempo atrás, el mayor accesorio que se vendía para andar en bicicleta era una pinza para que el pantalón no se enganchara con la cadena, claro que las buenas eran de acero inoxidable y no de plástico, aunque metiéndolo en el calcetín se lograba el mismo efecto.

¿Qué pasó como para que hayamos pasado del simple calcetín a un equipo fashion?

No hay ningún misterio; el libre mercado ganó terreno hasta imponerse. En mi país, como simple ejemplo, con la irrupción de las universidades privadas en el mercado de la educación, los jóvenes dejaron de ser estudiantes para transformarse en clientes y como tales, siempre tienen la razón, al menos al momento de pagar por el producto en que se ha transformado la educación.

La innovadora teoría de que el libre mercado termina por regularlo todo, bien podría ser un plan extraterrestre para abducir el intelecto de los hombres y terminar así por subyugarlos a sus órdenes, al menos por su progresión y efectividad parece un plan elaborado por mentes superiores que de seguro no son de este mundo.

Como suele suceder; «ya me puse a desvariar».

Los bien estudiados mecanismos de la comunicación y sus efectos se han transformado en los más fieles cómplices de este complot extraterrestre mercantilista en su tarea alienante. Alguna vez incluso, no estoy seguro de que hoy en día no se use, los mensajes subliminales estaban en todas partes haciéndonos sentir impulsos inexplicables por comprar tal o cual artículo.

Y como la mejor defensa es un buen ataque ¿qué tal si intentásemos comunicarnos más? quizás así podríamos llegar a descifrar el plan alienígena.

En todo proceso comunicativo en el cual participemos solo puede traernos beneficios y cuando me refiero a un proceso comunicativo, no solo la palabra puede transmitir un mensaje.

Los gestos del teatro, el ritmo de la música, la corporalidad de la danza, las imágenes de la pintura, en definitiva, las artes sea cual sea la disciplina, solo pueden traernos beneficios.

Incluso el ciclista fashion con su bien estudiada apariencia comunicaba el estado de la sociedad actual. Solo que le faltaba ir escuchando música almacenada en su último iphone para ser perfecto.


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