Sólala/Pez en Raya
Melodrama canalla
Obra: Sólala
Autores: David Sant, Cristina Medina
Actriz: Cristina Medina
Vídeo y sonido: Oscar Paso
Escenografía: Javier López, Martí Doy
Coreografía: Israel Galván
Dirección: David Sant
Producción: Pez en Raya
Sala La Fundición – Deustua- 13-06-04
La actriz y su personaje. Su personaje interpretando otro personaje. Comunicación directa con el espectador, que es parte del complot. Ella, la actriz con su personaje, nos hace la antecrítica. Va a proponer un espectáculo de mínimos, al límite de sus imposibilidades. No va a abusar de sus dones. Aquello que le sale bien, lo desecha por facilón y solamente hará lo que no sabe hacer. Una declaración de principios. Delante de la cortina, como en los viejos teatros populacheros, su conexión con el público es fulminante, se establecen todas las complicidades, se dan todas las claves, algunas falsas para hacerlo todavía más intrincado, y se nos perfila como una actriz muy versátil, con una vis cómica realmente elaborada, es decir no parte de una espontaneidad familiar, sino de un trabajo interiorizado, de crear un personaje al que se le pueden ocurrir todas las barbaridades más inverosímiles y decirlas con una graciosa inocencia.
Pero tras la cortina nos espera otra grata sorpresa. Un melodrama canalla, con final infelizmente feliz. La atormentada vida de una mujer con cuatro o cinco hijos, con el marido en la guerra, sin dinero y con un propietario ávido de dinero o de sexo. En tiempo de cine mudo, con la incorporación del vídeo de una manera realmente práctica y perfectamente ajustada al discurso dramático. Estas escenas melodramáticas, muy forzadas, buscando el gran grotesco, con la utilización de objetos y muñecos de una manera muy orgánica, tienen en su estilo la patente de la exageración del gran guiñol, del humor negro, porque todo son muertes, de los hijos, del propietario, pero al final, a la actriz, le rescata su héroe y en esa pirueta casi insignificante se nos cierra el círculo de este virtuoso trabajo que une la inmediatez, el humor, a veces grueso, con la finura de un ejercicio de estilo, que encandila, seduce y refresca. Y con Cristina Medina en un excelente trabajo lleno de fuerza y sutilidad.
Carlos GIL