Sonido dramático radiofónico
Congreso de Radio Teatro de Málaga 6-8 marzo 2019
Tal vez debería titular este ensayo Vindicación del sonido porque aquí se trata de ilustrar la fuerza de los ambientes sonoros que son los que dan volumen y profundidad a lo que se mira; el sonido ejerce una diáfana fascinación sobre aquel que observa con detenimiento. Su logro más evidente es la música, aunque reconozcamos que también hay otros caminos creativos para el sonido. La ceguera es una manera de mirar hacia adentro y desde ahí escuchar los ecos del mundo.
El sonido es la música de la naturaleza, y es el mensaje de aquel que sabe escuchar. Saber escuchar, eh aquí el problema, la cuestión, el reto. Porque en nuestro ruidoso tiempo ya no sabemos a escuchar, y lo que es peor, hemos perdido el sentido, la dimensión, la fuerza del silencio.
Sonido y silencio, dual expresión del mundo, ying-yang de otra forma de creación. Estas reflexiones sobre el drama sonoro son acicateadas por la celebración del Primer Congreso Internacional de Radio Teatro y Ficción Sonora que organiza la Universidad de Málaga. Del 6 al 8 de marzo se reúnen expertos, profesionales, creadores y público en general para discutir de esta forma de expresión que ha visto sus mejores días en el pasado, y que de acuerdo con el programa se buscarán las fórmulas para estimularlo y ponerlo al día. Loable proyecto que debe iniciarse indefectiblemente por una reeducación con respecto al sonido, en esta era digital, confusa y ruidosa. Volver a escuchar es el desafío.
La radio es ciega; cerremos los ojos en cualquier ambiente y descubriremos todo un mundo, una versión de la realidad que hasta ese momento ignorábamos, a pesar de su constante presencia es el mundo radiofónico. Abramos los ojos al sonido, cada nota es un universo, como cada paso es un avance hacía el infinito, según la paradoja de Zenón.
Por eso es tan lamentable que la radio se haya convertido en una caja de resonancia de los líos políticos, de los chismes de corrillo, de entrevistitis aguda, de palabrería para llenar espacios, de largas tertulias para discutir y no decir nada. Aunque pensándolo bien toda esa amalgama que los políticos y dirigentes se toman muy en serio, no es sino la versión radiofónica simplificada de El Gran Teatro del Mundo. Los ponentes del Congreso radiofónico de Málaga deben tomar en cuenta eso. La radio es casi siempre drama aunque no lo parezca.
Por otra parte, también deben tomar en cuenta nuestra sordera crónica, pues ya no escuchamos. Pero también la profunda transformación que sufren los medios clásicos, periódicos, radio, televisión, y hasta el cine, debido a Internet. No abundaré en este tema pues sería motivo de un libro. Lo que quiero decir es que los oyentes de la radio en general son adultos mayores, y en particular los usuarios del automóvil, el mejor aliado de la radio. Cualquier plan para reactivar al radio teatro, o el drama sonoro de ficción debe tomar en cuenta estas dos premisas: auto y edad. Porque los muy jóvenes y los menos jóvenes, oyen muy poca radio. La alternativa Podcast es una posibilidad, pero que no alcanza la difusión y eco de YouTube y de otros medios. La Radio por Internet sólo tiene eco cuando respalda a un gran grupo.
No obstante, el radio drama tiene grandes momentos de creación, por ejemplo en la BBC de Londres, que ha continuado con la tradición semanal, y trata de innovar en sus creaciones, mezclando técnicas del reportaje con las ficciones.
Pero la magia mayor viene de la voz, el eje de la creación radiofónica. Por más que muchos experimentos lleguen desde el campo de la ambientación y el paisaje sonoro. Pero drama es voz, ficción es palabra. Con la voz se alcanzan niveles de profundidad y seducción que no sospechamos. Es la fuerza de las series mexicanas de los 40’s y 50’s del siglo pasado: Apague la luz y escuche, o ¡Cuidado, Carlos, cuidado! ¡Dispare Margot, dispare! De la serie Carlos Lacroix. La voz, una magia sonora.
La radio ofrece muchas posibilidades, y puede ser un semillero de talento. No obstante tendrá que competir con los fulgurantes éxitos de los jóvenes en YouTube, con la escasa atención que se le pone al sonido, con la lenta degradación de un medio que vive de la música y las noticias. Tal vez una combinación de sátira, sonido y constancia pueda devolverle a la radio el vigor de la ficción sonora.