El jueves de la semana pasada quedé con unos amigos en una terraza junto al centro cívico de Can Felipa, en Barcelona. Nos citamos una hora antes del inicio de la segunda jornada del Festival Escena Poblenou, iniciativa que seguimos con mucho cariño desde hace años.
Mientras repasábamos la agenda que nos habíamos preparado para la jornada, advertimos que dos mesas más allá se sentaba un grupo de artistas que estaban de residencia en La Central del Circ. El tema es que alguien de nuestra mesa había acudido a los ensayos abiertos de dichos grupos –ensayos a los que me hubiera encantado asistir y me perdí- y comentó que ‘para los que habían visto mucho circo, los materiales presentados tenían poco de nuevo, original o innovador’ y puso como ejemplo, entre otras, las acrobacias con tacones de los Animal Religion.
A veces tengo la sensación que los profesionales del circo viven unas cuantas mesas más allá del resto de los profesionales de las Artes Escénicas, en mundo cerrado, autosuficiente, aunque bien organizado -al menos en Cataluña-. La verdad es que siempre que estamos cerca me entran muchas ganas de compartir terraza con ellos y preguntarles que es lo que entienden por ‘nuevo, original o innovador’ y hasta qué punto están interesados en dichos términos. También hasta qué punto la calidad del circo que se hace hoy día en Cataluña es la que desean.
Si bien otros colectivos a priori cerrados como el de la danza se han abierto a colaboraciones con dramaturgos, directores de escena o creadores especializados disciplinas dispares ¿qué pasa con el circo? En pleno siglo XXI muchos artistas circenses continúan saliendo a escena disfrazados –por favor, que dejen de vestirse con ropas de los setenta-, haciendo bromas malas –me encantaría reír menos en el circo-, enlazando números como el que empalma salchichas o pinchando a Boney M.
En referencia a los tacones de los Animal Religion, por otra parte, todos sabemos que la historia de las artes escénicas está llena de referencias, citas y homenajes. Todo tiene que ver con todo y se relaciona de una alguna u otra manera con algo que se ha hecho con anterioridad. He podido conocer a los chicos en otros ensayos y el caso es que en cada uno de ellos han realizado una muy buena aproximación a una técnica o, mejor dicho, a un elemento, unos tacones. Lejos de las referencias tronadas que antes les comentaba, tanto estos chicos como los Sisters, otros que también estuvieron de residencia en Barcelona, beben de muchos lugares y maneras de entender el circo, y se percibe en ellos una vocación que, por otra parte, muchas veces echo de menos en otras compañías estatales: una voluntad de investigación no solamente técnica, sino escénica. ¿Tendrá algo que ver que se hayan formado en la Universidad de Circo y Danza de Estocolmo? Las músicas utilizadas, el vestuario, la química entre los intérpretes incluso el tipo de humor apunta maneras. Habrá que darles tiempo, a unos y a otros. De momento una y otra compañía se han colado en la fase final de selección de propuestas artísticas de Circus Next, plataforma europea para la producción y difusión de circo contemporáneo. Por mi parte, desearles muchísima suerte a todos.
