Teatro de la Danza estrena ‘Los días felices’ de Samuel Beckett
La compañía Teatro de la Danza regresa a los escenarios tras dos años de ausencia, con ‘Los días felices’, de Samuel Beckett, un montaje que pretende rendir homenaje a este autor al cumplirse, el año que viene, el centenario de su nacimiento y que se prsentará en El Círculo de Bellas Artes los días 25, 26 y 27 de noviembre. Amelia Ochandiano, directora y responsable de la versión de esta obra que, junto a Nacho Castro también protagoniza, señaló hoy en declaraciones a Europa Press que se trata de una función «arriesgada» en la que la directora ha intentado «hacer entendible el proceso de Winnie, el personaje femenino de la obra, y aclarar todo lo posible lo que le pasa por dentro a esta mujer para que el público se llene de sensaciones y sentimientos».
En opinión de la actriz y directora, no es preciso «justificar» la puesta en escena de este texto que calificó de «esencial en la historia del teatro contemporáneo» y que plantea «un conflicto tan elemental del ser humano y tan sutil, como es el día a día, la agonía de ocupar el tiempo y hacerlo con sentido del humor».
Amelia Ochandiano señaló también que siempre había visto una puesta en escena «muy seria, incluso un poco incomprensible» de este texto y que tenía esa «espinita clavada» de ver que esta función podía hacerse comprensible al público.
La artista recordó que hace 20 años la llevó a escena Sanchis Sinisterra y que, posteriormente, la trajo a España el Picolo Teatro de Milán. Más recientemente, hace un par de años, se programó en el Festival Grec de Barcelona, y Peter Brook la hizo el año pasado en el Festival de Girona.
La puesta en escena que propone Teatro de la Danza para ‘Los días felices’ muestra a Winnie sobresaliendo de una montaña hecha de ceniza, grisácea pero brillante, como el vómito de un volcán que la engullirá en el segundo acto, pero no podrá acabar con ella.
Otra pieza fundamental es el vestuario. Con él intenta sumar elementos a la imagen que desean crear: ese brote de vida entre la sequedad del desierto, el contrate entre la realidad de un espacio inhóspito y la fantasía continua del personaje.
El texto original propone un efecto especial, la combustión de la sombrilla de Winnie al estar durante un tiempo en contacto con el sol abrasador al que, según Ochandiano, se ha añadido «una sorpresa escénica, un juego de simbolismos entre la petición de ayuda de Winnie, al final del acto primero, y lo que cae de ese cielo, que son tres avalanchas de arena que simbolizan el paso del tiempo que acabará sepultándola».
Ochandiano señaló que Teatro de la Danza (con más de 25 años a sus espaldas) ha tenido que remontar una situación «muy difícil» tras los problemas que le supuso su desalojo de la sede estable que tenían en la localidad madrileña de Alcobendas. «Nos arreglamos como podemos. Puesto que Luis Olmos (socio fundador) fue nombrado director del Teatro de la Zarzuela y Roberto Alvarez (otro socio de la institución), anda también en otros asuntos, he decidido ser yo quien tire de este bonito carro», dijo asegurando que cree estar «saliendo airosa» de esta empresa.
No en vano, la actriz adelantó que ya está en marcha un nuevo proyecto con la compañía, ‘La casa de Bernarda Alba’, que se estrenará en el Palacio de Festivales de Santander a finales de este año. En cualquier caso, Amelia Ochandiano lamentó que ninguna institución pública haya querido comprometerse para sacar adelante el proyecto de Teatro de la Danza. «Todo lo que consiguió la compañía, desde la sede hasta la escuela de teatro, ha desaparecido y aunque intentamos recuperarlo en su momento ningún responsable público del Ayuntamiento, la Comunidad de Madrid o el Ministerio de Cultura, se quiso comprometer con nosotros. Esto ha sido un gran error pero debemos poner nuestras energías en seguir por otro camino».