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Teatro… eres tú

Teatro eres tú, porque sin ti no hay teatro.

Es la segunda persona, el tú, la que funda el arte dramático.

La segunda persona es la que genera la acción.

“¡Te quiero!”

“¿Qué te pasa hoy?”

“Tengo algo para ti”

 

Siempre que aparece la segunda persona en la lengua, se establece una relación. Y toda relación implica unos roces, unos acuerdos, unos desacuerdos, un conflicto, un movimiento. Si hay relación, entonces, acontece algo. Drama es acción. Algo tiene que pasar.

Además de esto, nos atrae el arte. El arte dramático o arte de la acción.

La acción transcendida por el arte, por el oficio, por el artificio (la dedicación, la profesión, la atención al detalle). Esa acción que se funda en la relación, en el tú, y que, como arte, es poesía y va más allá.

¿Pero que es poesía?

Ahí no me queda otro remedio que recurrir al tópico del poeta romántico por antonomasia:

“¿Qué es poesía? Dices mientras clavas

en mi pupila tu pupila azul.

¿Que es poesía? ¿Y tú me lo preguntas?

Poesía… eres tú.”

Gustavo Adolfo Bécquer, en este hit poético, se pone dramático, dirigiéndose a la segunda persona, al tú. Y no solo nos habla de la poesía, sino del amor, o sea, del teatro. Porque el teatro es cosa de amor o no es. Porque el teatro, como delata la etimología, es cosa de clavar las pupilas en otras pupilas, es cosa de la mirada, es el lugar de la visión. Porque el teatro no es sin ti, sin la relación directa con la espectadora, con el espectador. El teatro es conexión y poesía. Conexión poética.

Ya hace muchos años que soy profe de personas, por lo general jóvenes, que quieren hacer teatro. No me canso de insistirles que estudiar teatro no es como estudiar una carrera de esas en las que lo importante es la competitividad y el individualismo. No escondáis los apuntes, colaborad, haced equipo, buscad cómplices, abrid las puertas de par en par… ¡Nadie puede hacer teatro solo! ¡Y se lo digo yo, que soy medio misántropo, por no decir misántropo entero! Pero yo ahora soy profe y no estoy haciendo teatro. Cuando lo hice fue porque encontré cómplices y cuando lo vuelva a hacer será por lo mismo.

Non es figurado, no es una metáfora, sino algo literal: nadie hace teatro solo/a. Escribir un texto teatral, por ejemplo, puede ser una parte del proceso, pero no es teatro. El teatro se hace en comunidad, cuerpo a cuerpo.

El teatro es una arte milenario y resistente. Resistió a las Guerras Mundiales, resiste a los gobiernos que intentan retirarle los medios y los espacios, resiste a los poderes que lo censuran. No hay quien estrangule ni ahogue al teatro. Él siempre va a estar ahí porque es connatural al ser humano. Esto es incontestable y siento ponerme así de taxativo, pero es. No hay civilización humana sin teatro y cuanto menos teatro, menos civilización y menos humanidad. De tal modo que este arte se transforma en un paradigmático medidor del grado de civilización y humanidad de un país o de un ecosistema cultural. Quizás es por eso que, siempre que se habla o se teoriza sobre el teatro, se acaba por hablar de valores éticos y de la propia condición humana.

Pienso que esto, frente a otras artes como la literatura, puede deberse a que el teatro, al depender directamente de la comunidad, es una práctica artística que requiere de los cuerpos, de las voluntades, de los espacios y de los medios. Requiere de las relaciones, de ti, y en ellas los valores siempre se ponen en juego.

Una buena novela, un buen libro de poesía puede escribirlo una persona culta sola, con un bolígrafo barato y un papel, mientras que un espectáculo teatral requiere de un espacio especial, de un equipo artístico y de un tiempo de investigación y preparación, un tiempo de dedicación en el que coincida todo ese equipo. Por eso es tan difícil hacer una compañía de teatro, que se mantenga y que llegue a estrenar espectáculos, sobre todo en medio de esta precariedad sistémica, agravada ahora por la pandemia.

No obstante, el teatro va a seguir resistiendo y se va a sobreponer a la pandemia y a la burricie, incluso al estrangulador afán crematístico.

Sin ti no hay un yo. Y sin teatro no hay un nosotras/os.

P.S. – Artículos relacionados:

El teatro es el arte sublime”, publicado el 1 de abril de 2016.


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