Teatro, gesto y palabra de las emociones, teatro de vida
Son múltiples las jornadas profesionales para seguir indagando en fórmulas para el encuentro de la fórmula secreta para conseguir nuevos públicos. Pues confirmo que vivenciar la experiencia escénica es la mejor de las propuestas para atraer nuevos públicos. Sea enfocando danza, música, teatro, etc. Proporcionar el acompañamiento a jóvenes a partir de diez años y, sobre todo por favor adolescencia y juventud madura, otorga un espacio de oxígeno imprescindible para caer en la fantástica trampa del escenario.
Hace más de treinta años que tengo el placer de crear y ejecutar diversos proyectos en lasaulas y espacios varios. He impulsado en “Teatro de vida” y “Teatro de las emociones” a través del movimiento, el espacio y la palabra, todo ello enmarcado en la presencia a través de la respiración y del silencio, a través también de la escucha activa y a través de la creación comunitaria de una coreografía teatral o de un teatro coreografiado. Así también, todo ello sigo en mi empeño que sea transversal en cuanto a personas con dificultades varias, sean por salud mental o inteligencia límite. Ver como cada persona va dejando caer capas de máscaras de todo tipo, es pura magia.
Hay quien ya en una primera sesión le “ocurren cosas” que no sabe verbalizar, es la entrega del cuerpo a un estado de confianza que se ilumina por el foco de la propia consciencia. Por un lado, se entregan a la forma, pero, sobre todo se entregan a la verdad de lo que emerge, sea conocido o no. Y la varita está en no dejar ni a la persona ni al grupo desnudos en tal situación para que sigan necesitando al profesional que dirige la sesión o sesiones, sino dar herramientas para que cada persona pueda manejarse con todo ello (que demasiado son los que se relamen al ver al alumnado desnudo emocionalmente, pero este es otro tema). Manejarse a nivel individual y creando consciencia de grupo. Y manejando y conduciendo el propio vehículo, es cuando también sus ojos brillan en platea.
Porque en platea reconocen y sienten por empatía todo lo que bailarines y actores viven en el escenario. Y eso es pura adrenalina, que no tiene por qué ser acelerada sino también la densa y lenta cala muy hondo. Esto es vivir el escenario. Y vale la pena seguir acompañando vivencias como esta.
Agosto 2024