El madrileño Teatro Liberarte estrena el día 5 de diciembre la obra ‘Squash’ de Ernesto Caballero, con dirección de Pablo Ramos e interpretación de Carlos Algaba, Remedios Gómez e Isabel Herranz. A partir de septiembre de 2007 un nuevo equipo de personas se hizo cargo del Teatro Liberarte, al frente de las cuales se encuentran Isabel Herranz y Yolanda L. García. Continuando con la tradición de esta sala y siendo fieles a su público, la Compañía Liberarte ha montado desde entonces tres infantiles con gran existo (“El amigo fiel”, “Cuentos de la Alhambra” y esta Navidad estrenaran “El soldadito de Plomo”). Además de seguir con esta tradición el nuevo equipo del Teatro incorporó a su programación habitual el teatro para adultos, dando cabida en su espacio a jóvenes compañías de teatro y danza como El Arrabal y su montaje “Pisar el Palito”, Accidente coreografiado con “Historias de Terror”, La Negra con “En el Borde”, Estuaria y su delicioso espectáculo de flamenco “Picassianas” …
Pero Liberarte sigue avanzando en su empeño de convertirse en una sala alternativa indispensable en el panorama teatral madrileño, por eso el próximo viernes, 5 de diciembre a las 21:00h presenta su primera producción de Teatro para adultos, habiendo elegido para ello la obra del autor madrileño Ernesto Caballero “SQUASH”. Los miembros de la compañía (todos ellos ex alumnos del Estudio de Jorge Eines), proponen un montaje sorprendente del famoso “Squash”, habiendo encontrado aspectos de sus personajes poco descubiertos en otros montajes de la obra y dando una vuelta de tuerca a la trama que no dejará indiferente a ningún espectador.
Squash“Squash” es una lucha por un puesto de trabajo. Dos mujeres participan en el proceso de selección más extraño y vejatorio al que hayan acudido nunca. Un proceso orquestado para que, lejos de comprobar la capacidad de superación de cada una, sirva para asistir al hundimiento de ambas. No importa el trabajo al que aspiran y no importan las pruebas a las que las someten. Tan sólo cuenta que el sueldo es elevado…. Y ellas están desesperadas.
Siempre se ha dicho que el fin justifica los medios. Por ello, Trini y Piedad, nuestras dos mujeres, no se plantean si las pruebas a las que las someten tienen o no lógica alguna. Ellas sólo son capaces de ver el objetivo final: muchos ceros en su nómina. Pero, ¿y si el fin no fuera conseguir el trabajo? ¿Y si ese trabajo no existiera? ¿Y si sólo consistiera exclusivamente en humillar a estas dos mujeres para divertirse observándolas? Desde la tranquilidad de poder ver sin ser observado, asumimos que ciertas personas están ahí para entretenernos. Desde Detrás de la comodidad de nuestro anonimato, somos capaces de asistir a la humillación de algunas personas, desde los concursantes de “realities” hasta los miembros de la “vida rosa”. ¿Hasta dónde seríamos capaces de mantener la mirada? Y ese límite, ¿sería el mismo si supiéramos que ellos también pueden vernos?
