Teatro sin red estrena la obra de Charles Dyer ‘La escalera’
La madrileña Sala Kubik acoge del 4 al 7 de julio el estreno de ‘La escalera’ de Teatro sin red, adaptación de la obra de Charles Dyer, dirigido por Jesús Sarmiento y protagonizada por Klaus y José Cobrana que dan vida a Harry y Charlie. Los protagonistas son una pareja de homosexuales maduros, que lleva mucho tiempo junta.
La relación que mantienen Harry y Charlie tiene «un punto añejo, cuando uno habla el otro podría acabar la frase sin equivocarse un ápice, en definitiva, lo bueno y lo malo de conocerse muy bien», aseguran los propios integrantes de Teatro sin red. La acción transcurre durante una larga noche de crisis donde se dedican a pelearse y a reconciliarse. Este pasaje más bien se podría hacer extensivo a la relación que llevan desde hace tiempo. Tanto uno como otro amenazan con romper su unión, pero esa relación es el elemento que enriquece sus patéticas vidas. Si no se tuvieran, tanto Harry como Charlie estarían aún más perdidos de lo que están. Deben ser valientes y seguir juntos, brindándose el uno al otro efímeros momentos de ternura y amor.
‘La escalera’, conjunto de peldaños que sirven para alcanzar alturas difíciles, representa en este caso ese hombre de mediana edad pisando a otro, en una pequeña barbería de un pequeño barrio de Londres. La crisis que surge entre los protagonistas está propiciada por la visita de Cassie, la hija de Charlie, a la que éste no conoce aún, y agravada por la espera de una citación judicial.
Aunque tanto Harry como Charlie amenazan con romper su relación de veinte años, es evidente que, a pesar de sus suplicios, esa relación es el elemento que enriquece sus patéticas vidas. Si no se tuvieran, tanto Harry como Charlie estarían aún más perdidos de lo que están. Deben ser valientes y seguir juntos, brindándose el uno al otro efímeros momentos de ternura y amor. Esa es la historia de base, aunque un cierto giro final hará que el espectador se replantee todo lo que he vivido hasta ese momento.
‘La escalera’ es una comedia inclasificable y atemporal, aunque la época es importante ya que se sitúa en el Londres de mediados de los 60, donde aún existía una persecución social, moral y legal de la homosexualidad. Para el autor, «la enfermedad del hombre es la soledad». Pero, aún así, sus personajes nunca se rinden, se enfrentan a su soledad y, aferrándose el uno al otro, logran un pequeño descanso en esa tarea. Como rezaba una crítica, «Dyer nos proporciona retratos de seres humanos que no son especialmente buenos ni malos, pero que están vivos».