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Teatro Zascandil reestrena ‘Gaviotas subterráneas’ 25 años después

La Compañía de Teatro Zascandil estrena el próximo jueves, 13 de septiembre, una nueva producción de ‘Gaviotas subterráneas’ de Alfonso Vallejo, obra que su director, Carlos Vides ya llevó a los escenarios hace 25 años protagonizada en aquella ocasión por Fernando Romo y Andrés Lima, aunque en esta ocasión en Chema Adeva quien ocupa el lugar de Lima.

Ahora, otra vez con Vides como director, Romo vuelve a dar vida a Nino Carpio, «aunque ahora cuenta con una experiencia profesional y peso humano, además de estar más cerca de la edad del personaje que cuando lo encarnó hace 25 años», apunta el Vides que, además, defiende la vigencia y actualidad de este texto en torno a la verdad y la mentira, lo lícito y lo ilícito o lo justo o injusto que puede ser perseguir unas metas sociales, llegando incluso a engañar al amigo o al propio hermano para conseguirlas.

Romo y Adeva serán los encargados de poner en escena esta obra en la que los silencios tienen casi tanto valor como las palabras y de la que el director destaca «su complejidad teatral, no exenta de un humor ácido, que nos ha permitido indagar en las pasiones y en los requisitos más interiores del ser humano». Con esa pretensión han perseverado en una técnica que comenzaron a desarrollar en la producción anterior y que definían «casi casi como si fuese una broma, como ‘gesto contenuto, parco movimento y hondo sentimento’. Era una jerga que utilizábamos entre nosotros para entendernos y para no caer en la pedantería de elaborar una teoría».

La exigente labor interpretativa a la que deben hacer frente los dos actores obliga a poner el acento no solo en las ideas, las emociones o las pasiones, sino en los pequeños detalles emocionales, en el aspecto ideológico y en el instinto que han desarrollado Adeva y Romo y cuyo talento permite «que surjan cosas inesperadas» que se complementan con las habilidades técnicas que poseen.

Autor inclasificable

La escritura de Vallejo que según Vides se vale de elementos «de teatro del absurdo, del realismo de Strindberg y su profundidad sicológica, pero también tiene de Shakespeare y del teatro americano pero carece del psciologismo freudiano… Es incalificable y a veces lo veo como una comedia dramática o como un drama cómico, aunque tiene una comicidad amarga que te hace mantener la sonrisa torcida». La multipliciadad de recursos de los que se vale llevan al director a señalar que «resulta imposible de clasificar», por lo que opta por definirle como un «autor desafío» o «autor isla», cuyos textos obligan a quien los lee a realizar «una puesta en escena cerebral». En el caso de Gaviotas subterráneas obliga a los intérpretes a poner en práctica todas las herramientas de que disponen porque «en ocasiones tiene más que ver con Shekespeare que con un teatro realista, ya que en la obra se suceden las explosiones emocionales y por ello los actores deben disponer de un arco muy amplio y los conflictos saltan sin permitir las transiciones y además debe tener una coherencia para el espectador. De ahí viene el título de la obra, ya que ‘Gaviotas subterráneas’ se refiere metafóricamente a los sentimientos agazapados que están en el fondo de los seres humanos».

Frente a la propuesta anterior «que era mucho más realista», la nueva adaptación se desarrolla en un espacio ‘deconstruido’, totalmente vacío, en el que no hay ni puertas, ni ventanas, ni sillones, ni escaleras… Por ello, el director se ha decantado por situar la acción en «un espacio sugerente y sugeridor de imágenes espaciales, que permitan que el espectador pueda realizar la arquitectura para crear en su mente el espacio en el que se mueven los personajes». Con esos principios Vides ha optado por ‘recluir’ a los dos protagonistas en una especie de cuadrilátero, que define como «un personaje con entidad», que puede sugerir otros espacios en la mente de los espectadores. «Nosotros no queríamos que resultara muy obvio porque, de hecho, los objetos no son propiamente lo que dicen pero son utilizados como tales», indica Vides.

Atmósferas sugeridas

Los dos actos en los que está dividida la obra han sido entrelazados a través de una elipse aunque Vides se ha valido también de recursos propios del cine y de una iluminación que va cambiando de manera muy sutil y que sirve «para sugerir atmósferas», así como para aludir a elementos que no aparecen físicamente en el escenario.

La obra de Vallejo es una pieza con intriga y tensión, escrita «para actores», es decir «para gente que necesite convertirse en otro ser, inventarse una quimérica realidad, llenarla de sus pasiones y entregarla al espectador», según reconoce el propio dramaturgo que desarrolla además otras facetas artísticas como la poesía y la pintura y que ha compaginado con su profesión de neurólogo.

Gaviotas subterráneas esta protagonizada por Nino Carpio, un empleado de una empresa de seguros de vida que recurre a Mario, su amigo de la infancia, para que le ayude a conseguir los 300 millones de su seguro. Nino ha urdido toda la trama para conseguirlo e incluso ha buscado a un hombre de características físicas similares a las suyas que está a punto de morir y al que desenterrarán y vestirán con ropas y objetos de Nino. El muerto será introducido en un coche que sufrirá un accidente y que permitirá simular la muerte de Nino con lo que su esposa, Lena, podrá cobra el seguro que disfrutará junto a su marido que habrá adoptado una nueva identidad.

Ficha artística

Obra: Gaviotas subterráneas.
Autor: Alfonso Vallejo.
Intérpretes: Fernando Romo, Chema Adeva.
Espacio escénico, vestuario: Curt Allen Wilmer.
Iluminación: Toni Sánchez.
Ayudante de dirección: Marta P. Luis.
Dirección: Carlos Vides.
Producción: Teatro Zascandil.
Lugar: Teatro Español – Madrid.
Fechas: del 13 de septiembre al 28 de octubre.


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