The Stage
El largo recorrido que tienen las cosas es sin duda una de las marcas identitarias de lo británico. En un mundo en donde todo lo que no es joven parece que no sea bueno, la cultura inglesa defiende y conserva aquello que se creó hace años y siglos. Eso no quiere decir que no apueste por la renovación y la juventud, seguramente muchísimo más que nosotros, pero lo hace dentro de marcos e instituciones realmente antiguas. Un ejemplo es el periódico de las artes escénicas, el llamado «The Stage», que se traduce como «el escenario» o «la escena», según los casos. Hablemos un poco de nuestros compañeros ingleses desde Artezblai, nuestro periódico digital de las artes escénicas.
En febrero de 1880 salió el primer ejemplar de «The Stage» desde una redacción situada en Covent Garden. Tenía 12 páginas y la estructura era muy parecida a la que tiene hoy en día. Destacaban los anuncios y las convocatorias de castings para la profesión, así como también noticias, artículos y críticas de espectáculos. Sus fundadores fueron Maurice Comerford y Charles Lionel Carson, dos tipos dispuestos a crear un producto que fuera efectivo y que acabara con toda la competencia. El periódico se fue modernizando y adaptándose a los tiempos. Al principio estaba dedicado íntegramente al music hall y al teatro. Posteriormente se introdujo la radio y la televisión, y hoy en día, el periódico se ocupa de todas las disciplinas escénicas existentes: teatro, danza, ópera, aspectos técnicos, circo, etc. A lo largo de su larga historia, uno de los factores que se ha mantenido intacto es su propiedad. Actualmente la familia Comerford continúa con el negocio, un periódico a todo color, con una tirada de 34.000 ejemplares semanales, de alrededor de 50 páginas y a un precio de 1.60 libras (1.80 euros). Uno también puede suscribirse a la versión digital.
Los lectores de este periódico son muy variados y provienen de todos los lados posibles del escenario. Son actores, bailarines, cantantes, cómicos, músicos, dramaturgos, técnicos, diseñadores de iluminación, regidores, mánagers, programadores, estudiantes de teatro, profesores, productores, etc. La sección de anuncios y ofertas de trabajo es una de las cosas más importantes que tiene la revista actualmente. Muchas de las secciones del periódico van dirigidas al sector, aunque también debe haber muchos lectores que no son espectadores. En ese sentido, hizo fortuna la frase del actor y productor británico Noel Coward que dijo, «el momento en que uno llega a la profesión es cuando se da cuenta de que ya no tiene que leer The Satge».
Las primeras páginas del semanal están dedicadas a la actualidad y a la política cultural. Desgraciadamente, la realidad que leemos nos resulta muy familiar: teatros que cierran, festivales suspendidos, etc. Por ejemplo, en la página dos del número de esta semana se habla de las consecuencias que puede haber en el teatro ante los venideros Juegos Olímpicos. Se calcula que el evento atraerá un millón de visitantes más a la ciudad. La noticia apunta que toda esta gente muy posiblemente no comprará ninguna entrada de teatro. En cambio, todos aquellos que sí lo harían, no van a escoger Londres como destino, puesto que los estudios indican que el turismo cultural no viaja a ciudades que celebran Juegos Olímpicos, entre otras cosas debido a los problemas de movilidad y a las medidas excepcionales que deben tomar las autoridades. Parece que emblemáticos musicales como «El fantasma de la Ópera» se plantean no hacer funciones durante los días de los Juegos. ¡Cuesta creerlo!
Las páginas siguientes del periódico están dedicadas a reportajes, entrevistas, artículos de opinión, crónicas, críticas, etc. Hay una sección muy interesante en la que se plantea una pregunta y un par de expertos la responden. Por ejemplo: «He escrito un guión. Por dónde empiezo a moverlo?» o como la de esta semana: «How do I find the right balance between comic acting and realism in my role?» (¿Cómo encontrar el equilibrio entre lo cómico y lo realista cuando interpreto mis personajes?)
La existencia de una auténtica industria del espectáculo en Inglaterra permite que puedan existir publicaciones solventes como ésta. De hecho el subtítulo del periódico es clarísimo: «The Stage: the weekly for entertainment industry».