Toda oídos
Escribir con los pies. En la presentación de su libro «Piedras de agua», Julia Varley aseguraba que ella escribía con los pies. Más que pensar a la inversa, esta afirmación formaba parte de un clara ejemplo que exponía con claridad la diferencia entre lo literal y lo metafórico. Y es que, tras su confesión, Varley dejó sus zapatos bajo la mesa en la que se encontraba, se subió a la silla en la que estaba sentada y ante su expectante auditorio tomó un bolígrafo en su mano –la izquierda, si no recuerdo mal- y se lo colocó entre los dedos de los pies para ponerse a escribir. Puede que Varley quisiese decir que la suya era una forma poco ortodoxa de entender el mundo de la escritura y por lo tanto, de escribir; pero también eso lo hacía literal, ya que escribía con las falanges de sus extremidades inferiores.
Literal y metafórico. Así también es el teatro: que es y que significa; que presenta y que representa; mitad literal y concreto, mitad metafórico y múltiple. Lo que se dice con una palabra y las imágenes que se generan a partir de ella. Ser toda oídos. Escribir con los oídos, ver con los oídos, sentir con los oídos. Entre lo literal y lo metafórico se mueve también en este caso la frase si pensamos en el teatro radiofónico. Ese teatro que décadas atrás educó a generaciones, ese teatro que en países es una forma de hacer habitual y que en Galicia tiene desde hace cinco temporadas un espacio y una fecha esperadas gracias al V Certamen de Teatro Radiofónico «Diario Cultural» que convoca la Radio Galega.
El pasado viernes 28 de enero se hacían públicos los títulos de las cuatro obras finalistas que este año concurren por los premios del jurado y del público, dotados con 3.000 euros cada uno. Los cuatro trabajos componen un universo diverso y variado que va desde lo humorístico y lo intimista, pasando por la crítica social, sin olvidar el juego de la con-fusión entre ficción y realidad aprovechando el medio radiofónico para el que están concebidos. Como característica común, las obras tienden a la concisión, pensadas como están para un límite de tiempo de entre diez y doce minutos de emisión y buscan por lo general un lenguaje contemporáneo con los que abordar temas de actualidad.
«Paraísos», «Como manchar as manchas de vómito», «Señora Carme» y «Carne de canón» son las obras finalistas entre las treinta candidatas y de cuyo montaje radiofónico se encarga la directora teatral Ana Vallés. La primera pieza juega con el medio radiofónico y se acerca al mundo periodístico en varias líneas que desvelan una contemporaneidad por la que apuesta el certamen; «Como manchar as manchas de vómito» es una propuesta más compacta y cerrada en la que se aborda un problema candente actualidad como es el de la anorexia; «Señora Carme» es un poema abierto y abstracto que propicia el juego surrealista; «Carne de canón» apuesta por una historia reconocible que pone sobre la mesa el juego del sucio mercado de la audiencia.
En las próximas semanas estas cuatro obras radiofónicas estarán en las ondas a la espera de un veredicto. Más allá del concurso y de su sustancioso premio, la buena noticia de este certamen es la continuidad de un proyecto dentro de un panorama desangrado por tanto corte –presupuestario, mental, etc- y el seguir nutriendo una biblioteca de teatro radiofónico compuesta ya por 13 obras –montadas para su emisión- y que este año llegará a las 17.
Claridad, concisión y confianza en las imágenes que generan las palabras literales que entran por el oído. Porque no sólo se trata de oír, se trata de imaginar y de ver lo que se oye; se trata de construir una nueva realidad diferente al alrededor literal que habitualmente nos cerca. Y para eso, tanto la persona que compone como quien escucha ha de ser toda oídos. Aunque para eso no tenga que estar cubierto de pabellones auditivos. Y esa es una buena fórmula, casi tanto como dejarse llevar por los pies a la hora de escribir.