Sud Aca Opina

Tomates

Nadie sabe ni cómo ni por qué, brotó una planta de tomates en nuestro jardín. Ni siquiera en un rincón perdido, sino que en el medio del pasto.

 

En un comienzo, avalado solo por mi ignorancia agronómica, pensé que podía ser una mala hierba y por poco la arranqué. Pudo más mi dejación y simplemente creció. Por casualidad, un jardinero la identificó y me hizo algunas recomendaciones como para sacarle el mayor provecho posible. Con más voluntad que técnica, le hice una precaria estructura en la cual fui sosteniendo los brotes para que los frutos no quedaran a ras de suelo y se pudrieran al contacto con la humedad de la tierra. Poco a poco la planta fue creciendo, la fui guiando para que sus brazos verdes poblados de frutos no se quebraran por el peso.

Ya nos ha dado varias ensaladas, hice una salsa casera y le hemos regalado a nuestros amigos tomates con el pomposo apelativo de orgánicos.

Siempre quise tener un huerto y en mi ultimo intento, lo que más se dieron, fueron ortigas, porque de lo plantado, ni atisbo.

A pesar de haberme instruido, obvio, con tutoriales de internet, mi experiencia agronómica, literalmente no dio frutos y en contraposición, la casualidad si lo hizo.

Conclusiones:

1.- Cada vez me doy más cuenta de que si estamos atentos al producto del azar, podemos obtener experiencias maravillosas y por sobre todo, inesperadas. Nunca pensé tener tomates en el medio del pasto.

2.- Algunos, los menos, tienen la capacidad de autoinstruirse buscando lo necesario como para adquirir el conocimiento, poniéndolo posteriormente en práctica, y por supuesto, obtener buenos resultados. No es mi caso, ya que fue muy poco lo que aprendí de los tutoriales.

4.- No basta solo con la voluntad como para llegar a buen puerto, se necesita trabajo, constancia, equivocarse, aprender de los errores y seguir intentando las veces necesarias hasta lograrlo. Quizás si hubiese seguido esta premisa, al final hubiese logrado alguna cosecha, pero afortunadamente el azar me acortó el camino.

4.- Muchas veces una persona a la cual no consideramos como un igual, puede tener conocimientos infinitamente superiores a los propios, quizás no adquiridos por medios académicos, pero si por la experiencia de años. El jardinero simplemente sabía, nunca lo estudió, pero sabía.

5.- Hoy podemos comprarlo casi todo, y con despacho incluido, pero nada, nada puede superar a lo obtenido por el esfuerzo personal. Aunque estoy seguro de que, al hacer un simple cálculo matemático de costos y beneficios, mis tomates costaron mucho más que los del supermercado, y aunque no sean de tamaño uniforme ni de un color rojo cautivador, tienen un gusto insuperable.

6.- No hay como un triunfo relativo para seguir adelante con la experimentación. Ya planté un par de especies más, aunque no en el medio del jardín, y espero ansiosos los resultados.

7.- Vivir el proceso de crecimiento de un vegetal, es una combinación de sensaciones, todas ligadas con la tranquilidad ya que por más que lo intentemos, no podemos acelerar el proceso natural de germinación, vida y muerte de una planta. Por supuesto no me refiero a niveles industriales donde la tecnología es capaz de falsear los tiempos.

8.- De tanto hablar de tomates, se me antojó una ensalada con aceite de oliva y un poco de ajo. Mmmmm. Claro que con MIS tomates.


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