José Luis Alonso de Santos estrena mañana viernes 30 en el Teatro Alameda un nuevo montaje de su drama Trampa para pájaros, que ha actualizado para que sea plenamente contemporáneo. “Que es actual lo puedo asegurar, porque soy el autor y estoy aquí bien vivo. He pretendido que la obra tenga la vivencia y el latido del mundo de hoy”, ha asegurado esta mañana en rueda de prensa el dramaturgo y director. La obra, que protagonizan el in-térprete malagueño Manuel Bandera (“no baila aquí, pero da muestras de su mejor versión de actor dramático”, dijo el director y autor) y los actores Juan Alberto López, Olga Doménech y Yiyo Alonso, es una producción de Metamor-fosis que se pone en escena viernes 30 y sábado 31 (21.00 horas), en el que es uno de los tres estrenos absolutos del XXVI Festival de Teatro de Málaga.
“El director siempre lo cambia todo, y si modifico a Lope de Vega, cómo no voy a cambiar, siendo yo el autor, los elementos que podían lastrar la historia”. Alonso de Santos, además, se ha empapado de las sugerencias de otros montajes de su obra, que se ha puesto en escena en muy distintos países. “He copiado las dimensiones extrañas que me han gustado”, precisó el autor, quien contó que la historia de la que parte el texto, la de un policía torturador que no logra adaptarse y reciclarse ante un cambio de régimen, ha sido vista de forma muy diferente según el país donde se representaba: eran policías de Videla en Argentina, de servicios policiales comunistas en los países del Este de Europa o franquistas en las primeras representaciones de la obra, allá por 1990.
“Nuestro objetivo por encima de todo es que el público se divierta. Como escritor y director, pretendo ante todo que la gente disfrute durante dos horas”, dijo Alonso de Santos sobre un texto que busca “no tanto hablar de los proble-mas de la vida, sino convertir la complejidad de la existencia en una obra de arte”. Para ello, indaga en las tripas de las víctimas, y habla, con mucho humor dentro de la tragedia, de las eternas verdades de la vida y de la muerte, del corazón y el amor, de los valores que merecen la pena, del porqué de la existencia.
Trampa para pájaros nos enseña la faz dramática de José Luis Alonso de Santos, un reputado autor de quien to-dos conocen exitosas comedias como Bajarse al moro o La estanquera de Vallecas, que luego llevaron al cine Fer-nando Colomo y Eloy de la Iglesia, respectivamente. Al igual que en esas obras, en Trampa para pájaros está muy presentes los policías, pero esta vez retorcidos por situaciones límite, acorralados por un cambio social y político que significa el fin del mundo que dominaban.
El actor sevillano Juan Alberto López es Mauro, un policía formado para ejercer la violencia y la brutalidad que se halla refugiado en el desván de la antigua casa familiar, cercado por sus propios compañeros. El sistema político ha cambiado, por lo que le quieren llevar ante los jueces por torturar a un detenido cuando en el régimen totalitario anterior se le premiaba por ello. El malagueño Manuel Bandera es Abel, su hermano, un músico tolerante que trata de devolverle la lucidez perdida y solucionar la situación. Y entre ambos se sitúa Mari (Olga Doménech), la cálida mujer del policía.
Con estos mimbres, Alonso de Santos bucea en la inadaptación de los marginados, personajes centrales de toda su obra. En este caso, la ‘escoria’ de la sociedad no son sujetos barriobajeros, excluidos desde el principio de sus días, sino, como él dice de su obra, “personas que se han quedado estancadas en una ideología dominante en otros tiempos y hoy rechazada”. “Los que durante tanto tiempo marginaron a otros son ahora víctimas de un nuevo orden que viven con la angustia de los viejos dinosaurios, sin posibilidad de adaptación al medio, y condenados, por tanto, a desaparecer”, asegura del personaje encarnado por Mauro el prestigioso dramaturgo y director escénico, un valli-soletano de currículo de impresión: autor de más de veinte obras estrenadas, profesor de Escritura Dramática en la Real Escuela Superior de Arte Dramático de Madrid, director de la Compañía Nacional de Teatro Clásico de 2000 a 2004, Premio Nacional de Teatro en 1986, etc.
