Teatro documental que, de forma descarnada y veraz, nos abre las puertas de la cárcel boliviana de Palmasola.
Es sabido que las últimas decisiones sobre la construcción de megacárceles en países como El Salvador no han estado exentas de polémica y han propiciado que distintas asociaciones de derechos humanos pongan la lupa sobre este nuevo sistema penitenciario.
Independientemente de los objetivos de políticas de este tipo, lo cierto es que lo que se vive en el interior de estas prisiones deja sobrada muestra de que en ellas reina un particular orden en el que la corrupción y las extorsiones, el caos, los abusos y arbitrariedades y las injusticias son parte de su base estructural. La mayoría de estas cárceles terminan siendo poblaciones en las que el mismo crimen organizado marca las
“Palmasola” nos transporta de forma contundente a esa realidad actual. Y lo hace de forma eficaz a través de un emplazamiento (en este caso el Baluarte de la Candelaria) que permite al espectador moverse por distintos espacios mientras es partícipe de la representación. Este es sin duda uno de los aciertos de la propuesta. La compañía aprovecha estupendamente las características del Baluarte; desde el exterior mismo del recinto ya comienza la experiencia inmersiva.
Otro de los aciertos de “Palmasola” estriba en la dramaturgia que, sin tapujos, construye una trama en la que paralelamente a la historia del protagonista -un “gringo” que termina encerrado por hacer de “mula”- se entretejen microhistorias de otros presos que dejan al descubierto sus fragilidades, angustias y temores. Deja en evidencia también esa necesidad y profundo sentimiento que todo ser humano tiene por recobrar a la familia como sustento emocional. Todos y cada uno de los personajes buscan o pretenden aferrarse a una madre, o a un hijo, o a un padre. Anhelan, añoran e intentan -a veces sin éxito- sobreponerse.
La obra logra confrontar al espectador con temáticas distintas en las que sin contemplaciones se cuestiona al sistema en todos sus estratos: desde el sistema penitenciario hasta el imperante fuera de las rejas. Se cuestiona a la Justicia misma.
Además del buen aprovechamiento espacial, el diseño del espacio sonoro e iluminación crean estampas excelentes en las que incluso la violencia se transforma en algo justificado y estético.
Las interpretaciones están a la altura del reto escénico con un ritmo trepidante y una energía explosiva.
En resumen, un interesante trabajo documental que nos deja ver esa otra realidad tras las rejas y que es a su vez, reflejo vivo de lo que pasa fuera también en nuestra falsa libertad. Una obra que no nos deja indiferentes y que nos conecta con ese intramuro emocional que todos albergamos.
Germán Corona
39º FIT de Cádiz 2024.
KLARA THEATERPRODUKTIONEN
Palmasola – Un pueblo prisión
ACTÚAN: Jorge Antonio Arias Cortez, Omar Callisaya Callisaya, Nicola Fritzen,
Mario Tadeo Urzagaste Galarza
DIRECCIÓN Y ESCENARIO: Christoph Frick
SONIDO E ILUMINACIÓN: Lorenzo Ariel Muñoz
Baluarte de la Candelaria 11 y 12 de octubre 2024.
