Festivales

Un nuevo bautismo para la poesía y el canto en una noche inolvidable.

El cierre del IX Festival Iberoamericano de Teatro Contemporáneo de Almagro aportó una singular sorpresa con la transformación del anunciado concierto del cantautor argentino-ecuatoriano  Alberto Caleris en una fiesta de juglares y poetas donde se realizó la primera actuación de Juglares XXI, un movimiento llamado a dinamizar la juglaresca, la poesía y la trova en los tiempos que corren. La  jornada se prolongó por dos horas en un Teatro Municipal que ovacionó a los artistas del nacienteMovimiento Iberoamericano de Juglares, Poetas y Trovadores.

Fue una jornada muy especial ya que la misma, que reunió a artistas de la talla de la venezolana Fanny Fugget, el versátil actor y cantante costarricense Rubén Pagura, los cubanos Justo Salas y Dahpné Porrata, junto a Jorge Luis González y el actor y director Andrés del Bosque, incluyó la actuación de Luis Molina, director general del CELCIT , quienes acompañaron a Alberto Caleris, luego de la lectura del manifiesto fundacional del Movimiento Iberoamericano de Juglares, Poetas y Trovadores del siglo XXI a cargo del poeta, dramaturgo y director uruguayo Luis Masci.

Con centro en dos homenajes uno a la cantante argentina Mercedes Sosa y  otro al poeta uruguayo Mario Benedetti, la noche se articuló como un mosaico de voces a veces cantadas otras dichas, que funcionó como la bienvenida a la unión de estos artistas con el fin de devolver a la sociedad la poesía y el arte del juglar como algo cotidiano, así como en otra etapa se dio un empuje decisivo al  Movimiento de recuperación de los Cuentacuentos y la narración oral, que derivó, luego,  en la consolidación y extensión mundial del actual Movimiento de Narración Escénica que dirige Francisco Garzón.

Después de un texto de Luis Masci que dio forma al manifiesto de Juglares XXI, advino El nacimiento del Juglar del premio Nóbel Darío Fo, el juglar mayor, de la mano de Del Bosque, por su parte, Benedetti a dos voces se hizo presente en la conjunción del canto de Caleris y la voz de Molina, así como vimos a Venezuela desembocar en el  Río de la Plata en el recuerdo de Alonsina Storni, mientras Pagura daba vida a una visión particular de las relaciones entre hombres y mujeres con Celeste y Rosado. Por su parte, Caleris convocó al público desde el 2 x 4 del tango Cambalache, para trepar luego la geografía del continente entre chamarritas, baguales, zambas y milongas, cruzando de mar hasta llegar al Mediterráneo de Serrat, su voz se hizo dúo con la de Fugget, en letras del subcontinente y de la propia cantautora venezolana. Desde Cuba y su aire, el son y la nueva trova, el bolero y el Caribe, pusieron a vibrar la guitarra y la percusión de Salas y González, quienes dieron paso a la voz de Porrata en sus propios versos. Esta noche marcada por el festejo de un nacimiento que promete dar que hablar, concluyó con el Gracias a la Vida de Violeta Parra, cuya ejecución por Mercedes Sosa convocó a todas las voces de los participantes sobre el escenario.

Una noche para no olvidar.


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