En cartel

Una cúpula de 22 toneladas ‘cubre’ la ópera ‘Saint François d’Assise’

El Teatro Real de Madrid se traslada temporalmente al Madrid Arena donde presenta la super producción operística ‘Saint François d’Assise’, la única obra de estas características que creo Olivier Messiaen, que se desarrolla en un magnífico escenario presidido por una cúpula de 22 toneladas de peso. Se trata de una producción estrenada en la Ópera de París el 28 de noviembre de 1983, que se presenta bajo la dirección musical de Sylvain Cambreling con participación de Coro Titular del Teatro Real y Coro de la Generalitat Valenciana junto a la SWR Sinfonieorchester Baden-Baden-Freiburg, y de la que se ofrecerán cinco funciones entre los días 6 y 11 de julio para un máximo de 21.000 espectadores. Con Saint François d’Assise, Olivier Messiaen creó una obra maestra del siglo XX a la que definió como opéra en trois actes et huit tableaux (ópera en tres actos y ocho escenas), y que supone la expresión de su verdad y fe espirituales. Él mismo se describía como católico, ornitólogo y también compositor, por este orden. Y ello a pesar de que su conocimiento universal de la música desde Bach hasta el gamelan de Bali y desde sus fascinantes análisis de los conciertos para piano de Mozart hasta Le Sacre du Printemps de Stravinski pasando por Pelléas et Mélisande de Debussy, le convierten en el más eximio pedagogo musical del siglo XX. Por ello, y no sin razón, Pierre Boulez y Karlheinz Stockhausen fueron discípulos suyos.

Los pájaros con sus maravillosos cantos, que nosotros, personas urbanas –como en Mahagonny– ya hemos olvidado, son para él, como para el ángel Gabriel, mensajeros de una armonía celeste que propicia la trascendencia, con una música como la que el ángel toca con su viola para San Francisco.

Durante seis horas –la duración de la meditación juega un papel importante para Olivier Messiaen–, el espectador puede seguir el proceso espiritual de San Francisco que, gracias a la virtud de la compasión, alcanza la luz eterna: rara es la ocasión en la historia de la música en la que el público se ha podido sentir tan conmovido y fascinado a la vez por un acorde final en Do mayor.

Pocos lugares tan ideales como Madrid para representar el Saint François d’Assise, obra que va mucho más allá de la ópera, ya que representa un ritual de la liberación humana a través de un amor omnisciente.

Cuando le preguntaron a Olivier Messiaen por qué había elegido un aparato musical tan fastuoso –con una orquesta de ciento treinta músicos y un coro de ciento veinte cantantes– para un personaje de la sencillez y pobreza de San Francisco, el compositor repuso que sólo el conjunto de todos los músicos del mundo podía expresar la inmensa riqueza de espíritu de San Francisco.


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