Una pirámide invertida
Cuando se analiza la situación teatral en un país hay que mirar hacia el amateurismo, hacia la cantera, hacia esa inmensa cantidad de gente que disfrutan con el teatro, que desarrollan capacidades, que investigan en los autores, que se atreven a jugar con lo escénico. El teatro como herramienta para superarse, para superar miedos, vergüenzas, para aprender a confiar en el otro, para aprender a trabajar en equipo. El teatro como disfrute real, disfrute con personajes e historias increíbles. Permanecer en un estado de amateurismo no es ninguna deshonra. Todo lo contrario, en muchas ocasiones una señal de madurez: por las circunstancias personales, por cuestiones de mercado, por muchísimas razones… Lo mismo se podría plantear al revés, cuando alguien decide ser profesional y con qué criterio. Muchos de ellos, de manera equivocada, tal y como podemos apreciar día a día. Y otros pudiendo serlo se mantienen en otro estadio.
El otro día felicité a Teatro Estudio de San sebastián (TESS) porque cumplió cincuenta años. 50 años que han pasado volando. Amplísima trayectoria. Son auténticos corredores de fondo. Han puesto en pie autores claves del Teatro Universal: Genet, Chejov, Pinter, Ionesco,…recordamos La cantante calva (emblématica) u otros autores como Benet y Jornet, Mayorga…
Son rigurosos en el tratamiento de los temas y en el respeto a los textos. Meticulosos en las puestas en escena, grandes conocedores de la teoría teatral y merecedores de numerosos reconocimientos. Ellos han reivindicado siempre su amateurismo. Gentes con distintas profesiones unidas, todas ellas, por una pasión: el Teatro. Su posición en el panorama teatral les ha permitido hacer lo que les nacía del corazón, y de la cabeza. Lejos de los arbitrios del mercado y sin el estrés que supone llegar a unos objetivos exclusivamente economicistas. El amateurismo es para ellos garantía de libertad. Sus señas de identidad: la necesidad de contar, la posibilidad de elegir propuestas sin demasiados condicionantes, la artesanía teatral, y la calidad de sus espectáculos. Han sido sensibles también con la gente que comenzaba, ofreciendo una oportunidad a nuevos valores que dieron sus primeros pasos «escénicos» en Teatro Estudio SS. Constituyen una parte muy importante de la historia del Teatro en la ciudad, desde los escenarios y también fuera de ellos, como aficionados críticos y cómplices, a la vez. Cómplices de mil proyectos, iniciativas y batallas teatreras. Ellos han disfrutado haciendo teatro, seguid haciéndolo muchos años y que podamos compartirlo.
Independientemente de ejemplos concretos, y de celebraciones y aniversarios, bien es cierto que un país que goza de un saludable amateurismo también gozará de una saludable profesión. Al revés, es más complicado. La pirámide no debería ser invertida.