Una víctima más de los atentados de París: El Festival Don Quijote
Terribles horas para los espectáculos de París. Lo ocurrido en la sala de conciertos El Bataclán el viernes 13 de noviembre espeluzna, atemoriza, infunde pánico hacia todo acto público. Reunirse en un espacio escénico en estos momentos es un acto de valentía y resistencia.
Por eso nos parecía muy loable que el Festival don Quijote no hubiera renunciado a su programación como lo proclamaba en un comunicado difundido el lunes:
A pesar de los terribles acontecimientos sufridos en París la semana pasada, el Festival confirma su programación como un Acto de Resistencia ante la barbarie y la ignorancia, un Festival contra el Olvido.
Pero a pesar de sus esfuerzos y a su reiterado e incansable empeño, Luis Jiménez, director del Festival don Quijote, tuvo que renunciar a presentar esta edición que por lo demás pintaba muy bien y que debía comenzar este sábado 21 de noviembre.
Si en un primer tiempo pensaron que podían sostener las fechas del Festival, en la madrugada del viernes, en vísperas de la apertura, el equipo del Don Quijote tomó la decisión de suspenderlo por varias razones.
I. La zona en la que se encuentra el Café de la Danza, el barrio de la Bastilla, está muy próxima al lugar de los atentados, es el mismo distrito y tiene características semejantes con múltiples cafés y restoranes, mucha gente por las callejuelas.
II El Café de la Danza es una sala de conciertos, ocasionalmente un recinto teatral, es decir que tiene características semejantes al Bataclán, el lugar de la tragedia, ubicado a muy pocas calles de ahí.
III El Café de la Danza no es un lugar bien protegido, su salida de emergencia da al foro, está ubicado en un callejón, y en caso de peligro tiene pocas salidas.
IV El público del Festival es de jóvenes y estudiantes, lo cual incrementa su fragilidad.
V El Festival no cuenta con los recursos para contratar un servicio de seguridad externo, y al presentar a grupos internacionales podría ser un blanco en momentos en que por todas partes surgen advertencias de que la ola de terror podría continuar en Francia y particularmente en su capital.
Después de los atentados la mayoría de las salas de concierto y los teatros públicos y privados permanecieron cerrados durante tres días (los días del duelo nacional), pero a partir de este martes muchos decidieron abrir sus puertas porque cuentan con un servicio de vigilancia especial. No fue el caso del Festival Don Quijote que por razones de seguridad tiene que renunciar a presentarse a unas cuantas horas de la apertura.
Es una lástima porque la violencia nos ha privado, por primera vez en 24 años, de un Festival rico en propuestas llegadas desde España, América Latina y Francia. También es una pena porque se cierran las puertas a estas compañías que con mucha dificultad llegan a París, y a las que el Festival ofrece una puerta de entrada.
Espero que el año próximo el festival abra de nuevo sus puertas con más energía y ánimo renovado.
Y les voy a decir por qué… Porque finalmente el teatro es un antídoto contra la barbarie y la ignorancia desde que fue inventado por los griegos. Y mientras haya teatro en una ciudad, habrá asamblea de espíritus, habrá poesía viva, habrá risas y también lágrimas, habrá vida, movimiento y placer. Todo aquello que combaten los terroristas.
Y reitero ¡Que Viva el Teatro! ¡Qué viva muchos años el Festival don Quijote!
París 20 de noviembre de 2015.