Unos ‘Mercachifles’ con mucho humor ingenioso
La obra de teatro de calle «Mercachifles» de la compañía Teatrapo (de Villanueva de la Serena), fue otro de los mejores espectáculos extremeños participantes en la VI Muestra Ibérica de las Artes Escénicas (MAE). La representación, con mucho humor ingenioso y buena recepción del público, tuvo lugar en la Plaza Mayor de Cáceres.
Teatrapo es una de las primeras compañías profesionales de Extremadura, con 35 espectáculos montados –la mayoría excelentes-, siendo también la organizadora durante muchos años del Festival de Teatro de Calle de Extremadura. Fundada en 1991 por José Fernando Delgado (actor, dramaturgo, director, profesor, productor…), hace pocos días, ha celebrado sus 30 años de remembranza teatral con un emotivo acto en el Palacio de Congresos de Villanueva de la Serena. En el mismo, se proyectó un video -que resumía la impresionante labor realizada en esas tres décadas- y se representó una versión actualizada de «Vagabundos«, el espectáculo más laureado de su repertorio, interpretado esta vez por los dos actores que forman el elenco de «Mercachifles«.
Conozco la trayectoria de Teatrapo y de Delgado (desde que se inició en un curso de la pacense Cátedra de Teatro «Torres Naharro» en el primer lustro de los 80). Trayectoria siempre destacada en distintos generos teatrales, siendo el humorístico su mayor exponente. Pero, máxime, por el compromiso de hacer un teatro sobre lo que sucede en el mundo «en continua defensa de los valores solidarios, la igualdad de género, la multiculturalidad, la no violencia, la sostenibilidad y el medio ambiente» (según expresó Delgado en el acto de la efeméride). Doy fe de ello.
Su última producción, «Mercachifles», es un espectáculo de creación colectiva (a partir de una idea de Chema Pizarro), concebido tanto para la calle como para salas teatrales. El libreto, tramado con cierto ingenio, trata las andanzas de dos personajes cómicos, Genaro de Sales y Justo Price, rememorando a los pícaros comerciantes que recorren las calles de los pueblos hasta llegar a sus plazas, donde instalan el puesto decididos -con su mucha labia y desparpajo- a vender la mercancía. Uno y otro en su actuación, acompañados de un músico, tratan de hacer creer al público que en la vida gracias a ellos pueden tenerlo todo, conseguirlo todo, comprarlo todo, de que la sociedad puede ser perfecta y los sueños de cada uno pueden hacerse realidad con un producto guardado en «la caja del Señor Chifly«, que ofrecen y ponen en subasta. Un producto que resulta ser una estafa (al descubrirse en la escena final que la «famosa» caja solo contiene humo).
Los dos personajes que encarnan, a lo largo de la obra, varios tipos de vendedores -el afilador, el chatarrero, el vendedor de helados, de seguros, de enciclopedias, ambulantes, telefónicos, banqueros, etc.- logran escenas muy creativas poniendo en tela de juicio las prácticas y el comportamiento de algunos de estos individuos farsantes en todas sus facetas, pero buscando la parte mágica, desconcertante y divertida de las situaciones más cotidianas y reconocibles. Todo desde una visión irónica y grotesca, criticando el modelo de consumo de la sociedad actual.
La puesta en escena de Miguel Muñoz (Premio MAX 2020 al Mejor Espectáculo de Teatro de Calle), que ha utilizado -como en su anterior dirección de «Al otro lado«- el método de la creación colectiva, discurriendo la parte dramatúrgica e innovando en lo físico, en el movimiento, en el espacio y el ritmo como ejes de la acción dramática, consigue eficazmente un ágil y armónico juego escénico de los dos actores y el músico, en torno de un singular tinglado -que muestra los productos de venta- montado sobre un automóvil (diseñado por Miguel A. Castro). Un juego de humor clownesco, entre lo chispeante, lo absurdo y las ideas críticas, buscando desde el principio la conexión y la complicidad con el espectador, situando una relación directa con él, que fue lo que convirtió el espectáculo en una delicia para todo tipo de público.
Francis J. Quirós (Genaro de Sales) y Chema Pizarro (Justo Price) son actores especialistas del humor -bien conocidos por la compañía- que han venido como anillo al dedo al montaje de Muñoz. Los dos, muy compenetrados también con el músico Juanlu Berzosax (que hace de Chifly y sabe hablar perfectamente con los instrumentos que toca y la expresión gestual), se lucen en una bien construida vía de acciones, desdoblándose en los muchos personajes embaucadores, dotados de un espíritu juguetón y libre, que aprovechan al máximo desplegando con talento y oficio su abanico de recursos expresivos y exactos trasmitidos de los clowns.
José Manuel Villafaina