En cartel

Ur Teatro lleva su ‘Sueño de una noche de verano’ a los Teatros del Canal

Los Teatros del Canal de la Comunidad de Madrid acogen, del 23 de septiembre hasta el 25 de octubre, Sueño de una noche de verano por Helena Pimenta y la compañía Ur Teatro. Este “sueño” es,  para su directora,  una lectura contemporánea de la comedia de Shakespeare en la que el amor, a través de sus diversas manifestaciones, es el verdadero protagonista: amor que libera, encadena, impulsa, anula, redime, destruye, idealiza y humilla. Guiados por sus dardos, los personajes se internan en el bosque donde impera otro orden, el de la naturaleza, el de los propios instintos, tan locos como el mundo.

Conviven en esta «comedia fantástica» varias tramas argumentales de cuya interrelación nace una acción trepidante en la que los límites de los diferentes mundos se ven desbordados. Cada trama porta un estilo. Se trata de un rasgo característico de la comedia shakespeariana. Para dar cuenta de esa riqueza estilística, el montaje de UR se desenvuelve entre 4 lenguajes interpretativos: realista-poético, clown, danza contemporánea y farsa. Seis extraordinarios actores dan cuerpo y voz a todos los personajes de la comedia, pasando rápidamente de un registro a otro, ante el asombro del espectador que los contempla. La escenografía, vestuario, iluminación y espacio sonoro, desde una aparente sencillez, están concebidos de tal forma que el paso de una escena a otra es de una fluidez extraordinaria, permitiendo al espectador viajar desde el palacio de Atenas hasta el bosque nocturno en el que todo es posible, desde el mundo real hasta el mundo mágico o el de ficción teatral, desde la vigilia hasta el sueño.

El humor lo ocupará todo. Un humor que nace del contraste entre situaciones graves y situaciones cómicas;  de la condición de «urbanitas» de esos amantes enfrentados al bosque y a la noche, a sus propios miedos, de los equívocos que se producen en el cruce con el mundo mágico y el popular. Brota el humor del lenguaje de los personajes populares y de sus conflictos. Estalla, en fin, en la obrita de teatro final representada por apasionados pero inútiles actores. El público, como en toda comedia que se precie, ríe al reconocerse, porque ni los personajes ni los actores que los encarnan ocultan sus debilidades, ni las de los que han trabajado en la creación del espectáculo. Se trata de una risa saludable y regeneradora.

Pimenta ha planteado la puesta en escena como un viaje del actor-personaje hacia la «otredad», una exploración de la capacidad de transformarse, de vivir la experiencia de otros mundos, con el fin de encontrarse. No deja de ser el tema central de todas las comedias del autor inglés: Conocerse a sí mismo para poder amar a otros. Y en el centro, siempre, el teatro, el viaje por la imaginación que renueva la vida. Cuando éste termine, volveremos con nuevas fuerzas y nuevo saber a las vidas que vivimos, a los escenarios que conocemos.

El espectáculo,  estrenado en el año 1992, es Premio Nacional de Teatro en 1993 y cuenta con más de una decena de premios dentro y fuera de nuestras fronteras.

 


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