Críticas de espectáculos

Variaciones Goldberg/Jurj Konjar Dansa Bach

El pianista bailarín

Finalizó la primera edición de «Escenes, una programación en la que el Auditori de Barcelona apuesta por encuentros entre artistas de diferentes ámbitos, una iniciativa fresca e ilusionada que nos ha dejado más de un regalo.

Este mes de junio hemos tenido la oportunidad de ver «Variacions Goldberg», la apreciada obra de Bach que cada uno guardamos en nuestro universo particular, es por ello, que compartir una obra tan conocida siempre ha corrido el riesgo de invadir el imaginario individual en el que cada uno se refugia al escucharla. Y así me ha ocurrido esta vez. Juri Konjar me ha defraudado con su improvisación coreográfica, puedo valorar su técnica pero por la coreografía me ha faltado imaginación y pocos recursos, por la emoción me ha faltado entrega y sensibilidad, por el conjunto me ha faltado honestidad teatral. Todo lo contrario me ha sucedido con Dani Espasa, bautizado desde ahora el pianista bailarín, quien con su soltura corporal en su interpretación al clavicémbalo, ha demostrado ser más bailarín que el propio Konjar. El cuerpo y el gesto de Espasa iban al ritmo ahora a la melodía ahora a la esencia de Bach, y con sus manos transportando a sus brazos y a su cuello, cuerpo y piernas: bailaba; bailó sincero incluso con su cara, que a veces buscaba la conexión de mirada con Jurij y éste apenas se daba cuenta.

Cuando acudes a un monólogo coreográfico y ya percibes que el primer cuarto de hora son mini-gestos, inmovilidad y pasividad para aguantar físicamente el resto de la obra, ya tuerces la nariz. Supe después que él mismo fue quien marcó el diseño de luces, en esto le felicito sinceramente. Una iluminación sutil y viva a la vez.

Variaciones Goldberg provoca inspiraciones varias, inspiración de conceptos que te pueden venir a la cabeza como aire, salón, velocidad, transparencia, categoría, época, naftalina (también para alguien), campo, paisajes, etc., etc., pero inspiración al fin y al cabo; y a mi Konjar no me ha comunicado inspiración, le da igual que suene de fondo Bach como Enya, Elvis Presley, Pavarotti, o Alborán. No puedo hablar de un espectáculo de música y danza, sino de buena música, músico y un hombre que se movía por allá.Y el bailarín no traspasó, no bailó, sólo ejecutó gestos sin brillar, sin hablar, sin comunicar ni con el cuerpo ni con los ojos ni con las manos. Me sabe mal que pasara todo esto con la danza, esta vez, que podría haber añadido a la obra de Bach matices en el espacio, y no los dibujó. Y no pido una danza acompasada o musical como tal o de formas más clásicas o contemporáneas, no hablo de esto; hablo de dan-zar y no ser un mero cuerpo moviéndose sin hablar de nada ni en ningún idioma. Su esfuerzo a mitad de obra para intentar acelerar el registro y moverse un poquito más, llegaba tarde; grandes dosis de energía que no llegaban a ningún sitio, que pena, ya que la propuesta era muy atractiva.

En cambio Dani Espasa baila con los dedos y la mirada, que traspasaba. Dani Espasa compartió su persona como bailarín completo sentado ante su instrumento, el espectáculo no necesitaba nada más.Los juegos de tempos, colores, volúmenes y las dimensiones que Espasa y Bach nos regalaron, fueron un gran baúl de sensibilidad. Espasa es latido. Su concierto fue excelente y sin ataduras corporales, por eso su danza fue la mejor que Bach merecía esa noche.

«Variacions Goldberg, Jurij Konjar dansa -Bach»

Programación «Escenes»

L’Auditori-Barcelona

Jurij Konjar, danza

Dani Espasa, clavicémbalo Anna Jarque, Junio 2015


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