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Versión de Ariel García Valdés de ‘Les tres germanes’ de Chejov en el TNC

El próximo jueves día 27 se estrenará en el Teatre Nacional de Catalunya (Barcelona), ‘Les tres germanes’ de Chejov en versión y dirección de Ariel García Valdés que sitúa la acción en el poscomunismo y que se mantendrá en cartelera hasta el 20 de marzo. Hasta tres veces ha llevado Ariel García Valdés Les tres germanes, de Chejov, a los escenarios en diferentes momentos de su carrera. La última se estrenará el jueves en el Teatre Nacional de Catalunya (TNC) donde se instalará hasta el 20 de marzo. Esa recurrencia y el paso del tiempo ha provocado que esta vez haya hecho suyo el clásico de una forma más «depurada y poética» que en las anteriores. «Me he situado en el lugar adecuado para que aflore la fuerza artística de Chejov», asegura.
El lugar es, naturalmente, Rusia, pero una Rusia profunda y olvidada, de ciudades destruidas y ruinosas, a miles de verstas del soñado y anhelado Moscú. El tiempo original (1901), difuminado, pero adelantado en una cuantas décadas hasta situarse en los años de la caída del muro. «Es algo que no he querido subrayar y sólo se hace evidente en el vestuario, que huye de la elegancia habitual en Chéjov», explica García Valdés, que se declara nada partidario de las «moderneces», y que con sonrisa cómplice tranquiliza a los puristas asegurando que su Chejov habrá un samovar, como mandan los cánones.
En su primera incursión en la pieza (1982), García Valdés se inspiró en El desierto de los tártaros, del escritor italiano Dino Buzzatti, con una estética muy cercana a la opereta, «todo muy brillante y bonito». En la segunda (1986), quiso agudizar una cierta sensación de claustrofobia e inexorabilidad haciendo que un muro fuera acorralando a los personajes «como un bulldozer» desde el fondo del escenario a medida que transcurrían los actos. El director se alegra de esta tercera oportunidad «despojada de los dramatismos que en su estreno le impuso Stanislavski y que tan poco gustaban a Chejov». Estas Tres germanes también han devuelto a García Valdés al trabajo de puesta en escena, abandonado en los últimos tiempos por la creación de una escuela de teatro en la ciudad de Montpellier «cuyo motor son los jóvenes actores».
Emma Vilarasau, Laura Conejero y Nora Navas, las tres infelices hermanas desposeidas de su casa por la recién llegada cuñada, son la punta de lanza de un reparto que incluye también a David Bagés, Mercè Rovira, Francesc Albiol, Ramon Madaula y Ferran Rañé. «No son grandes personajes sino más bien seres mediocres, pero por esa misma razón nos resultan tan cercanos», establece el director.
«Hay autores que nos hacen más inteligentes, otros más felices, Chejov nos hace mejores como personas», pontifica García Valdés, que define al dramaturgo, cuyo centenario se cumplió el pasado año, como «un amigo que nos desespera y a la vez nos conmueve». Con una escenografía y vestuario de Jean-Pierre Vergier, «muy sencilla, que busca la aproximación con el espectador», el montaje se ha valido de la versión realizada por Narcís Comadira. Siguiendo una antigua práctica editorial, éste no ha traducido la obra directamente del ruso sino a través del cotejo de la pieza en distintos idiomas como el francés o el inglés. «Me quedé más tranquilo –se exculpa el poeta y escritor– cuando supe que David Mamet había hecho lo mismo para abordar su Vania en la calle 42». El último filtrado de la versión lo estableció Comadira junto a la traductora mexicana Selma Ancira –una de las más prestigiosas en su especialidad– que le ayudó a fijar el texto definitivo.


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