Violencia latente
Obra: Víctor Bevch
Autora: Laila Ripoll
Intérpretes: Ernesto Barrutia, Aitor Beltrán, Jon Calvo, Ana Pimenta, Dorleta Urretabizkaia
Escenografía: Jorge Dutor
Iluminación: Rafa Mojas
Producción: Vaivén Producciones
Kursaal – Donostia – 11-07-03 – Feria de Teatro
La obra indaga en ese lugar imperceptible donde anidan todas las larvas de las intolerancias y los prejuicios. En esas frases hechas, esas actitudes totalmente aceptadas por la sociedad en donde se pueden mostrar los rasgos de xenofobia, homofobia o racismo que crean un estado de violencia latente a punto de explotar. Frases, obsesiones, rechazos en toda la escala social, demostrando que no es precisamente una emigrante asentada la que defienda a los nuevos emigrantes, y en donde la adaptación social no logra una integración absoluta, sino que se guardan unas pistas secretas en unos laberintos mentales que conectan con una educación deficiente en cuanto a trasladar los valores democráticos de una manera incuestionable.
Para ello se emplean personajes reconocibles, casi esquemáticos para ser eficientes, en una situación absolutamente cotidiana. Y en una pequeña comunidad van floreciendo todos estos prejuicios que fomentan la intolerancia, con una especie de trasunto del Hamlet shakespeariano, especialmente con el espectro del padre, o los cómicos, aquí payasos, que aparecen en un plano onírico que entreteje toda la propuesta. Vemos la vida de los personajes y sus sueños, y en esta opción se desperdician energías dramáticas que no acaban de confluir en el todo, es una fuga que a nuestro entender diluye más que macera.
Es una propuesta muy sugerente, pero parece no estar todavía ajustada en sus ritmos, en sus lenguajes, en sus tonos y en sus detalles significativos. No acaba de materializarse escénicamente todo lo que el texto para sugerir, como si fueran, en ocasiones dos elementos distintos. La escenografía sitúa bien espacio y referencias sociales, pero resta espacialidad y perspectiva. El equipo actoral se debe manejar en dos planos que no parecen bien definidos por la dirección. Cuando menos sirve de toque de atención y retrata a un amplio porcentaje de ciudadanos: Blanco, Europeo, Varón, Católico y Heterosexual.
Carlos GIL
