Vida y muerte de Pier Paolo Pasolini/Kproducciones
Prejuicios políticos
Obra: Vida y Muerte de Pier Paolo Pasolini
Autor: Michel Azama
Intérpretes: Adolfo Fernández, Alberto de Miguel, Alfonso Torregrosa, Rafael Rojas, Iñaki Font, Pedro Cerbino
Música: Fernando Egozcue
Dirección: Roberto Cerdá
Producción: Kproducciones
Antzoki Zaharra – Donostia- 10-07-03 – Feria de Teatro
Michel Azama es uno de los actuales dramaturgos franceses que ha proporcionado textos en donde sitúa el discurso político en el desgarramiento de sus personajes. En esta ocasión toma la figura de Pier Paolo Pasolini, filósofo, poeta, autor dramática, director de cine, que murió violentamente en una noche romana a manos, así es la versión oficial, de un chapero. Es un caso sin resolver. En aquellos años de hierro en Italia, una figura como la de Pasolini, con su libertad sexual y su manifiesta homosexualidad era un peligro público, atacado desde al extrema derecha, mal aceptado por los comunistas, fue expulsado del PCI por «escandaloso».
Con todo este material nos ofrece un retrato donde se manifiestan los prejuicios políticos y en donde se utiliza su sexualidad como parte del propio discurso. Es una interpretación que hoy se entiende con mejor disposición que recordando aquellos años todavía inciertos, en donde las reivindicaciones sexuales parecían un ideario político, y así se utilizaban.
El Pasolini de Azama es una figura casi mítica. Se amor es apasionado, su vehemencia una condición de lucidez, su pulsión de vida/muerte y su conciencia de clase se difumina en un concepto de artista total que debe enfrentarse a juicios políticos toscos y se defiende con mucha seguridad. Es un texto aparentemente aséptico, muy emocional, que la dirección ha intentado asegurar frente a todos los demás elementos, controlando las interpretaciones, lo que le da una buena oportunidad a Adolfo Fernández a mostrar todas sus capacidades sin necesidad de derrochar energía, buscando un tono que sintetice la lucidez y decisión de actuar del personaje con la fragilidad. El resto del reparto arropa en el mis registro interpretativo al personaje central, al que esta obra no juzga.
Carlos GIL