Ha pasado un mes desde que empecé a re-leer la filosofía del teatro, en particular, la del argentino Jorge Dubatti. Y desde esta perspectiva, hay un actor fundamental en el acontecimiento teatral: el espectador. Y llevo un montón de tiempo, quizá años, preguntándome por el teatro desde el rol de espectadora, intentando entender qué es lo que busco cuando voy a ver una obra, y qué es lo que me desalienta, porque la verdad, pese a que soy una “promotora” teatral, a veces, tengo experiencias negativas. Y ahora que lo pienso, en esos casos, la sensación es la misma, pasaron por encima del espectador.
Y no sé si es porque he estado re-leyendo a Brecht –tanto su teoría como su dramaturgia–, pero cada vez me convenzo más de que en el teatro hay un tipo de conocimiento en el que se nos exige que, para comprender ciertas cosas –de la vida y del teatro–, hay que practicar el pensamiento complejo, una combinación de ideas, una mirada “doble”. Me explico, así como para entender la noción de distanciamiento hace falta entender la de identificación, y para entender el funcionamiento del espacio hay que articularlo con el tiempo, para entender que una cosa es la realidad se necesita acudir a su contrario, la ficción.
Asimismo, no hay artista sin interlocutor. Quien ejerce el rol del creador teatral necesita interrogarse muchísimo más sobre sus espectadores. Porque, a veces, pareciera que, en esa necesidad de expresarse sobre el mundo, omitiera el cuidado, la responsabilidad que implica construir una relación de alteridad, la que supone vincularse con un público. Como si quien se expresara no tuviera que ver con quien le acompaña durante el acontecimiento teatral. Como si en vez de construir una conversación, el teatro fuera un actor que tiende al solipsismo.
Por otro lado, si el creador está pensando en un espectador que está construido a su imagen y semejanza, que comparte los mismos gustos e intereses que el artista, ¿no estaría omitiendo la idea de la diversidad y con ello, la famosa inclusión que se ha puesto tan de moda? ¿No es deber del teatro expresarse en unos términos que puedan garantizar una relación con los espectadores plena? Acaso sabe el teatro ¿cuáles son los asuntos que atormentan y obsesionan a su público? ¿El teatro conoce a su público?
Domingo 13 de octubre del 2024
Bogotá, Colombia.
