Trazas de lo desconocido

Xajooj Tun. Una práctica para repensar el oficio

Viajé hacia Rabinal el 24 de enero, sabiendo que debía escribir sobre lo que vería, abordandolo desde el respeto que se merece como manifestación y todo el legado histórico que recae en los cuerpos de los danzantes. Un texto que mínimamente recorra ciertas experiencias y que permita entender breve y sencillamente todo lo que esto representa y significa para el pueblo de Guatemala.

En la iglesia, este espacio en donde convive la espiritualidad maya y el catolicismo, deja ver por un lado cierto tipo de imágenes espirituales que responden a lógica católica, pero también se percibe una relación entre deidades y el pueblo a partir de su cosmovisión. El pueblo ofrece respetos y agradecen por lo que han permitido para la comunidad, yo ofrecí unas velas a San Pablo y también a San Judas Tadeo, por alguna razón pude estar ahí esos días. Algo interesante es ver que las imágenes de San Pedro y San Pablo tienen listones de colores colocados en algún lugar de su estructura, parecería decoración, pero realmente es un listón como forma de agradecimiento y reciprocidad hacia ellos. Así otros santos son agradecidos con otro tipo de ofrendas que permanecen en su lugar durante mucho tiempo, plumas, cera, velas, listones, por ejemplo.

En Guatemala, específicamente en el municipio de Rabinal, Baja Verapaz, cada año en enero, serealizan actividades en conmemoración de la conversión de San Pablo Apóstol. Una festividad que ha resistido y sobrevivido a través del tiempo y a pesar de las guerras y conflictos en el país. Entre 1970 y 1980, en Rabinal se cometieron actos de genocidio en contra del pueblo Maya Achi por parte del Ejército de Guatemala y sus fuerzas paramilitares, provocando una casi desaparición de estas festividades.

Xajooj Tun 2
Xajooj Tun

En la formación teatral en Guatemala, se habla escasamente del Rabinal Achi, a pesar de ser considerado como la primera manifestación artística y cultural de lo que hoy se conoce como Guatemala. Existe desde el siglo XV y además cuenta con un registro escrito que procede de la oralidad del siglo XIX y de la representación en idioma maya a través de una investigación realizada por Alain Breton en coordinación con un grupo de danzantes, entre ellos, Don José León Coloch, antiguo dueño del Rabinal Achi.

Presenciar el Rabinal Achi implica hacer un viaje que puede durar una semana o pocos días. Todas las festividades inician el 12 de enero, con la velación de las máscaras de los personajes de este baile-drama, es una ceremonia en la que se ofrece a las energías de los personajes un momento de convivio, de presentar respeto y compartir con el pueblo. Se fuma tabaco, se bebe licor, se come y esta actividad es una forma de despertar a estas energías que han permanecido dormidas durante todo el año. Es este el momento en el que se les habla para que vengan a las máscaras las energías de los personajes que representan y también la energía de todos aquellos danzantes que han pasado por ellas y los han representado. Luego de la velación, los dos días siguientes, se hacen ceremonias de permiso para llevar a cabo la danza, una ceremonia que prevé el equilibrio en el mundo para su celebración. Luego empiezan las presentaciones en las distintas cofradías, el Calvario, la iglesia, así como el acompañamiento en el desfile de cultura viva y la procesión de los plumeros de San Pedro y San Pablo el 25 de enero. La última presentación de la danza es el 27 de enero y, finalmente, siete días después de la última representación se cierran las actividades con un rezo. Así como se abre el espacio, así se debe cerrar, porque no es únicamente un evento, es el lugar en donde habitamos los
vivos y muertos.

A lo largo del tiempo han existido historiadores y personas del medio teatral que se han interesado por el estudio y el acercamiento a esta manifestación, de lo cual se tienen breves documentales y artículos publicados al respecto en revistas teatrales. Sin embargo, a nivel colectivo e institucional el interés es casi nulo, y esto debido a la visión y concepto que se tiene de las manifestaciones escénicas y prácticas sociales ancestrales desde una mirada citadina, ladina y occidental de la cultura y del arte.

Toda la festividad se enmarca en honor a San Pablo, que se le reconoce ahora como tal luego de la colonización. Es la representación de Jun Toj o Tojil, deidad que se asocia al fuego y a la guerra, patrón de los K’iche’s y luego también de los Achies. El 25 de enero sucede la salida de los plumeros con las imágenes de San Pedro y San Pablo. “Los plumeros” son una especie de “anda” como de las procesiones que actualmente conocemos, pero no es una estructura rectangular y amplia, sino más bien como una gran ventana semicircular, estrecha. Podría decirse que es una especie de portal en donde están los santos, llenos de plumas, listones y muchos adornos de colores.

Xajooj Tun
Xajooj Tun 2

Esto parece un claro ejemplo de performatividad, de la utilización del color, de lo que se utiliza como convención para enaltecer y honrar. Anteriormente los plumeros se hacían con las deidades y gobernantes Mayas que se presentaban al pueblo cargados de todo ese adorno, no solo visualmente sino también desde el significado per se de los objetos con los que se les adornaba; plumas, jade, metales, listones, colores. Una acción que a lo largo del tiempo no ha cambiado mucho en relación a lo que conocemos hoy como procesión, pero que conserva elementos mayas antiguos en esta forma de festejo visual y sonoro de presentar y llevar a estas imágenes/deidades y que sucede en Rabinal y en otras regiones.

Este día, los plumeros van acompañados por los danzantes del Rabinal Achi, que van con sus trajes, sus máscaras y sus escudos en mano con los que generan sonido y ritmo; además de los dos únicos instrumentos musicales que acompañan la pieza y que son representativos para la misma, el tun y la trompeta. De hecho, al Rabinal Achi también se le conoce como Xajooj Tun en idioma Maya Achi, que significa “La danza del Tun”.

Atrás de los plumeros acompañan los músicos y las Chuchuxeel y los Qajawxeel, anfitriones de la celebración que recorren el camino con candelas de color blanco y amarillo. El recorrido lo hacen hacia cuatro puntos, cuatro capillas alrededor de la plaza central a donde San Pedro y San Pablo llegan a saludar a otros santos, para luego en el atrio de la iglesia, saludar a los cuatro puntos cardinales y entrar para la celebración de la misa. Misa a la que los danzantes del baile-Drama no entran, por respeto a la ceremonia pero también por respeto a sus personajes que están habitando sus cuerpos. No se trata de un choque cultural entre lo cristiano y lo ancestral maya, sino más bien se trata del proceso que los danzantes llevan para permitirles a las energías del Rabinal Achi, ocupar
sus cuerpos para la representación y las fiestas a través de las máscaras y del texto. Quitarse las máscaras podría significar un abandono de estas energías. Así lo consideraba anteriormente el dueño de la danza, así se fijó como práctica entre el grupo de danzantes.

El “Rabinal Achi”, citando las palabras de Luis Morales: Es una manifestación escénica del pueblo Maya Achi de Rabinal. Combina elementos de danza, teatro, literatura y música, además de vincularse a un contexto político, espiritual y calendárico. Xajoj es la palabra en la mayoría de idiomas mayas que nombra estas formas de creación escénica y práctica social.

Cuenta cómo K’iche’ Achi, príncipe de los K’iche’s, es hecho cautivo por Rabinal Achi, puesto que fue encontrado cometiendo un delito y es acusado. Luego, es llevado ante Job Toj, gobernante de los Rabinaleb, para ser juzgado y buscar una alianza o negociación, pero este se muestra arrogante. Finalmente, es condenado a ser sacrificado y le son concedidos algunos privilegios, entre ellos poder ir 260 días a sus cerros y sus valles para luego volver y cumplir su condena.

Entonces, luego de celebrada la misa, los danzantes se dirigen hacia la Capilla del Señor del Cabildo, un punto en medio del pueblo, de la gente, del día principal de la feria y se colocan para empezar la representación. No se cierra el espacio, no se limita, la gente pasa, incluso en medio de ellos y mientras sucede la acción. Es parte de su esencia, porque existe en medio de la gente que lo vive, que lo habita, ahí en esa tierra, en ese lugar junto a todos y todas como una reafirmación política y espiritual de la permanencia del pueblo Maya Achi en el mundo. Finalmente, empieza la representación, y si no se es maya hablante, el trabajo reside en prestar atención a los cuerpos y a las acciones que a la par de la lectura del Rabinal Achi, permite entender y construir mentalmente la historia de estos dos pueblos, que a través de convenciones corporales y de gestos, se hace posible trazar la línea de sucesos.

Xajooj Tun 3
Xajooj Tun 3

Es curioso observar la utilización de los gestos que están cargados de energía e intención
expresados en convenciones que cobran sentido por el contexto, su repetición y la historia, porque es ahí donde se gesta la comunicación no verbal entre los mismos danzantes y entre danzantes y público. La confrontación cara a cara al momento de hablar, el dar la espalda cuando un diálogo ha terminado, lo circular, los pequeños pasos de los danzantes al hablar, de la quietud cuando el texto es algo que se impone, algo que se quiere lanzar, y finalmente el sacrificio final, que puede entenderse únicamente como algo sumamente violento y cruel, y que aquí es algo colectivo y lleno de celebración porque es así que ocurre el equilibrio en el mundo.

Por último, volviendo al término Xajooj, es un término que no permite la separación entre oficios, los une, los hace vivir dentro del cuerpo de quien lo practica, del danzante. Es un punto crucial para el oficio escénico que hoy por hoy muchos y muchas practicamos o pretendemos oficiar, pues no hace falta ir tan lejos para entender la base de nuestro trabajo como “actores-actrices”; quizás podríamos interesarnos y entender cómo sucede esta unión, cómo habitar y expresar desde la totalidad de nuestro cuerpo y no permitir su segmentación.

En 2021, en una serie de conversatorios sobre teatro contemporáneo guatemalteco, se hablaba de todas estas manifestaciones de Guatemala que pasan inadvertidas o que no se incluyen dentro de lo “teatral” o “escénico” concebido desde lo occidental, y se mencionaba también esa urgente necesidad de desoccidentalizar la idea del teatro y sus formas de oficiarse. Quizás aproximarse al Xajooj sea el inicio de un oficio más presente, más orgánico y más sujeto a esta tierra que habitamos.


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