Reportajes y crónicas

XXXI FESTIVAL IBEROAMERICANO DE TEATRO. CÁDIZ

Soles y Sombras

La gente de teatro vamos a los espectáculos ajenos y nos pasamos la vida buscando en ellos el personaje soñado, ese que nos permitirá disfrutar con intensidad mientras actuamos y sobre todo permanecer durante mucho tiempo en la retina y el alma del espectador, amén de aplausos y halagos; los autores soñamos con encontrarnos la carpintería dramatúrgica que acoja y exprese nuestro sentimiento de manera casi perfecta, precisa. Y los directores también, el montaje estrella, el artificio teatral capaz de construir un mundo paralelo al real, tan consistente como este, pero soñado, creado por ellos solos o algunas veces con el colectivo.

Estas cualidades las he encontrado varias veces en Cádiz. En el FIT he visto obras que me han llenado con creces. Pero hay que aclarar que muchas otras veces, en espectáculos punteros en algunos de estos aspectos, alguna otra cuestión de ese mismo trabajo no está tan conseguida; es decir, la felicidad no es total. El mayor acierto del FIT es su totalidad, no es una obra que se nos antoja perfecta, es la propuesta global la que hace a este festival muy recomendable. Reconfortante la experiencia poco usual de en poco tiempo poder presenciar cosas que estamos haciendo los teatreros allende y «aquende».

Es de verdad emocionante ver como se ennoblecen mutuamente y ennoblecen el arte, una actriz de la talla de Concha Velasco y las señoras colombianas que sin tener mucha experiencia convierten su dolor en poesía escénica, en acto teatral dolorosamente tierno. Comparten la programación y más: su verdad y su pasión en la escena, son mujeres, son madres, acercan a los pueblos de los dos lados del mar.

En esta ocasión, la edición número treinta y uno, participaron veinte y cuatro grupos de Argentina, Chile, Colombia, El Salvador, España, México, Republica Dominicana y Uruguay; notoria la variedad, lo multidisciplinar, las mezclas en las dramaturgias de teatro, danza, circo, flamenco… Mestizajes vitales y con riesgo: propuestas unas apoyadas en la palabra, otras, en cambio en el lenguaje corporal, en lo no verbal, no faltaron los títeres y el teatro de sombras. Convierten en obras nuestras historias, lo que sentimos, de lo qué nos reímos, cómo nos emocionamos, de qué color son los temores que nos agobian, cuál es el aroma de nuestros anhelos profundos, cómo nos rebelamos… Interesantísimo ver esto desde los distintos países.

Además del mestizaje, otro de los rasgos diferenciales mantenido por Pepe Bable y el equipo que le ayuda en la gestión del Festival son la serie de actos complementarios para el análisis, el dialogo, la reflexión, la confluencia o el desacuerdo. Convocan la parte teórica del evento «El Encuentro de Investigación Teatral Cruce de Criterios» y los «Encuentros de Mujeres de Iberoamérica en las Artes Escénicas». Por la noche, en el bar del hotel dónde convivimos todos los participantes del FIT, cómo no, se hablará de lo divino y lo humano, se tejerán proyectos o se harán promesas difíciles de cumplir…

Otro rasgo diferencial, no tan esperanzador, es el presupuesto cada vez más menguado de que dispone el FIT, sale adelante por la tenacidad y entrega del equipo de gaditanos que lo gestiona y por la ilusión y el empeño de los grupos que asisten. La sombra de la crisis planea… Este año no sufrió un recorte, fue un tajo. Deberían las autoridades competentes bajarse al sur, ver lo que allí se cuece y repartir en consecuencia. Sobre todo para que los grupos que vienen de tan lejos pudieran actuar en otros escenarios de la península. Seguramente los públicos lo agradecerían… Por razones de espacio, solo podré detenerme a comentar aquellos espectáculos que más inquietaron mi gusto y mis sentidos:

De Chile, «Donde viven los bárbaros», venían de ser los ganadores del «Festival de Teatro Joven de Las Condes», fresco y sorprendente, a pesar de su juventud un espectáculo de muy buena factura en todos sus elementos. Para nada sofisticado, su argumento y su ironía los podía disfrutar cualquiera aunque no fuera muy entendido en la materia teatral, pero era profundo. Los actores lo interpretaron de una manera parca y medida, precisa. Hicieron gala de economía en el gesto, sin aspavientos ni grandilocuencia: un encuentro en el Chile de hoy de varios primos que hace años no se ven, diversos factores les van complicando la trama. Resulta la obra haciendo preguntas sobre el enemigo, la barbaridad, la civilización, el extranjero, el otro, el miedo a nuestra propia violencia… Hay un perro muerto en el salón.

«Terrenal», de Argentina. Veteranos de las tablas, cracs de la escena, ya (sin ofender) un poco añejos como el vino bueno, de lenta y larga fermentación, un gusto. Caín y su hermano Abel actualizan el mito: siempre en trifulca, viven juntos pero separados en un terreno común heredado de su abuelo. Incompatibilidad de caracteres y de destinos, uno truncado, entre un payaso bueno y uno malo ya se sabe cuál va a ganar; este asesinato nos recuerda de dónde venimos. Un mezcla de Beckett, el mito bíblico y la mirada y buen hacer del equipo de tahúres que nos lo sirvió. Gracias.

De Madrid «Teatro del Barrio». Moviéndose entre el Teatro de Cámara, el histrionismo y a veces Teatro Documento escenificaron «El rey». Divertida y desmitificadora; contaron de nuevo historias que ya conocíamos por los periódicos, la tele y la prensa del corazón, pero de tal manera que nos muestra cosas nuevas y nos hace formularnos preguntas actuales. Según Brecht, encontrar lo extraordinario en lo cotidiano, lo raro en lo conocido. Humor, documento, buena actuación, un buen texto y buena puesta en escena. Lo absurdo del poder, la ignorancia como arma y la actitud, descamisada y elegante, con que el grupo asumió la historia de un Rey que en sus años otoñales, va como dice el tango, «cuesta abajo en su rodada»; caló de buena manera en el público latinoamericano y en el español. Ah, al final va a resultar que era como todos, un hombre. (Con demasiados privilegios)

El Teatro La Candelaria, de Bogotá. Celebramos con ellos en este festival su cincuenta cumpleaños. Motivo de alegría para todos, gozan de buena salud: medio siglo creando y desarrollando investigaciones y talleres sobre su práctica teatral, escenificando la realidad colombiana con teatralidad renovadora, elaborando obra a obra un repertorio que se nutre de mitos y realidades. Esta vez trajeron «Camilo», producto típico de la factoría «candelaria»: humor, ternura, rebeldía, poesía, música, danza, lo grande y lo pequeño, lo íntimo y lo expresionista… Recrearon la historia de Camilo Torres, un personaje real de acontecimientos todavía recientes del país, contradictorio, sociólogo, profesor universitario, sacerdote y por últimos insurgente. Cayó en su primer combate, que fue su último, un soldado lo mató. Murió sin pecar contra el quinto mandamiento, a saber, «no matar». Con estos mimbres «Los Candelarios» tejen una cesta de amor y rebeldía, bien planteada y bien actuada, una obra grande, diez y seis personas incluyendo actores, técnicos y la directora Patricia Ariza,» La Candelaria vibrando con y para el público. Creo que ver esta obra nos hace mejores teatreros y mejores personas. Feliz Cumpleaños! Si el cronista pudiera, su regalo para ellos sería La paz para Colombia… Cito a Santiago García, fundador y director del grupo en su discurso de investidura como Embajador Internacional del Teatro en 2012. «Somos todos y todas, como se dice, gente de la vida alegre. Nos gusta como lo he dicho en numerosas ocasiones, reírnos a carcajadas de las pompas del poder. Y lo hacemos porque nos hemos reído en primer lugar de nosotros mismos. Y lo podemos hacer, porque tenemos la facultad de ser todos los días otros y otras. Hoy somos ministros y mañana mendigos, pasado mañana, ñeros de la calle, travestis o inclusive, gerentes de Banco… Pero nada, absolutamente nada, remplaza la sonrisa de los espectadores, su atención, su entrega… «

Emotiva y rompedora la propuesta de Trama Luna; «Antígonas, tribunal de mujeres». Comparten el escenario actrices profesionales y mujeres colombianas, sin experiencia teatral, madres victimas de terribles delitos contra sus familias. Tanto como hijos y seres queridos desaparecidos, cárcel injustificada y un largo y doloroso etc. Dan su testimonio político en un marco teatral, esta mezcla que conjugan acertadamente, hace que sus palabras, las imágenes, los videos y películas documentales lleguen de una manera más profunda y emotiva al espectador, mucho más que si fueran solo documentos o estadísticas: así dejan de ser información y se convierten en experiencia personal; dolorosa experiencia. Teatro, danza, música y poesía, articuladas con muy buena carpintería teatral, fluyen entre el mito de Antígona y la larga y horrible guerra fratricida que padece Colombia. Otra vez hermanos matando hermanos. Remueven y renuevan estas «Antígonas» las técnicas del Teatro Documento de Peter Weiss y el alma en la garganta.

Cádiz, el mar y el Festival, trío de ases, que ante las nubes de ignorancia que amenazan lluvias recibo como bálsamo y revulsivo; tantas veces nos hemos visto, tantas veces les he visitado, tantas nos hemos abrazado, que al cabo ya somos como hermanos.

Carlos Bernal, Nov 2016


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