El Hurgón

Y del público, ¿qué?

He leído algo acerca de la apertura de un debate para averiguar por dónde anda el público y si la dificultad para hallarlo obedece a que alguien se lo ha apropiado.

Esta discusión me acerca a un recuerdo de infancia, cuando los payasos del circo saludaban a su público utilizando términos con sonoro acento de respetabilidad, y que luego, a lo largo de las charadas iban transformando en palabras embromadoras, muchas de las cuales lindaban con el ridículo, y sin que por ello ese respetable público se sintiera en ningún momento ofendido o minimizado.

Y me viene a la memoria este episodio de infancia, que no se quedó estancado en ella, pues se fue convirtiendo en una más de mis preocupaciones existenciales, porque considero éste el momento oportuno para soltar, con relación al público, la que considero una pregunta suprema, a la que ni siquiera se asoman los simposios, y es: ¿significa el público, para los generadores de espectáculos, algo más que un recurso para evaluar desde el punto de vista de la cantidad, la eficacia de un evento?

Pero, adicionalmente podría sugerir otras preguntas complementarias, que tampoco parecen formar parte de los puntos de discusión de los espacios teóricos, abiertos para hablar de público (no sobre público), cuya utilidad sería la profundización del análisis conceptual de lo que es público, antes de entrar a averiguar si tiene o no dueño, y que podrían expresarse de la siguiente manera: ¿por qué el público se deja burlar? (entiéndase en todos los sentidos de la manipulación) ¿Tiene autonomía de pensamiento y de conciencia el público? ¿Está el público condenado a atender a una estructura ideológica en particular? ¿Participa el público en el diseño de los espectáculos a los cuales es convidado, o asiste a éstos como borrego? ¿Comparte el público entre sí, y de manera constructiva el conocimiento que adquiere durante un evento, y las emociones que le despierta el mismo, convirtiendo uno y otras en elementos formativos, es decir, aplicando la experiencia en la vida cotidiana pos evento, o todo se queda en el temporal entusiasmo colectivo que provoca el estado de multitud?

Entiendo que en simposios celebrados para hablar de este asunto, las preguntas de relieve están orientadas a definir el tema de púbico en términos aritméticos, debido al peso que sobre dichas convocatorias tiene el concepto de industria cultural, y que las mismas pasan de largo por el concepto calidad de público, y avanzan, sin detenerse, hacia la búsqueda de estrategias que ayuden a recuperar público.

Y la relación fundamental entre público y espectáculo se expresa de esta manera, porque la mayor preocupación de quienes hacen aportes para la gestión cultural, llámense organismos oficiales de cultura o entidades privadas con departamentos de extensión cultural, y de gestores culturales, o programadores, es el cuánto.

Quienes hacen aportes para actividades culturales están siempre interesados en saber cuánto público se espera tener durante la realización del evento con el cual van a contribuir, porque dicho dato les permite estimar cuántas personas van a ver su imagen institucional.

A los más profundo que se ha llegado en materia de público, haciendo un poco de abstracción del cuánto, y pensando en él en términos específicos, es decir discerniéndolo del conjunto, es la averiguación de cuántas personas pertenecientes a la población vulnerable o en condiciones de riesgo, como niños y jóvenes van a acudir al evento, o a la cual va a ser llevado éste.

Los gestores culturales y programadores son muy dados a poner de relieve, en los proyectos que presentan, y en las entrevistas que conceden a los medios, la cantidad de público que asistió a su espectáculo, refrendando de esa manera el concepto del cuanto como único análisis relacionado con el tema público, debido a que los requerimientos de los manuales para la presentación de proyectos hacen preguntas muy esquemáticas sobre el verdadero impacto social de un evento, y a que muchos de los periodistas culturales, que por lo general están sentados en la banca, esperando una oportunidad para ingresar en otra área de su actividad, que les produzca una relación social más prometedora, llenan el espacio con preguntas de cajón, siempre relacionadas con el impacto matemático del cuánto.

Desde ésta perspectiva, ¿es posible averiguar dónde y en qué anda el público?

 

 

 

 

 

 


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