Críticas de espectáculos

Body safe(er) parte V/Semolina Tomic

Simbolismo existencialista
Obra: Body safe(er) parte V de la serie ’From bondage to freedom’ Autora: Semolina Tomic
Intérpretes: Susana Goulart, Alberto Pacco, Semolina Tomic, la perra Ruza
Escenografía: Alberto Pacco
Sonido: Xavi Marx
Producción: Cía Semolina Tomic (L’Antic Teatre) – Barcelona
La Fundición Aretoa – Deustua – 04-12-04
Dos notas previas. Este es el primer espectáculo que en este fin de semana se ha presentado en La Fundición recogiendo trabajos presentados en la sala más auténticamente alternativa del Estado español, L’Antic Teatre. Una magnífica idea para hacerse con idea de todo cuanto se está haciendo fuera de los convencionalismos. Hace dos años presencie este trabajo dentro del Sitges Teatre Internacional. Allá lo presencié con una distancia física normal en una sala. En esta última ocasión a tres metros de la actuación. Circunstancias que me pesan en el juicio.
Esas dos mujeres enterradas en tierra, de la que solamente aparece su cabeza, tiene reminiscencias beckettianas de primera instancia. Incluso los textos, tiene un aire pesimista que se viene bien con el existencialismo. Pero todo el conjunto de la puesta en escena, de la misma actuación de las dos actrices lo coloca en un simbolismo incluso ingenuo, pero eficaz para mostrar el desazón, una mirada profundamente pesimista sobre la condición humana, que se expresa gráficamente con la naturalidad con la que el carcelero, mantenedor, personaje silente y operario va moviendo a los cuerpos, a los bultos, su relación absolutamente técnica y distante, inhumana, con las dos mujeres y el cariño que muestra a su perra.
Las propias víctimas muestran en ocasiones una resignación maligna, llegando a confundirse con una voluntariedad de estar en esa prisión en donde ni la imaginación tiene escapatoria. Una cueva en donde un vídeo va repitiendo el despegue de un avión, mientras ellas solamente pueden mover la cara. O como el propio carcelero o enfermero sigue atento una minúscula televisión con emisión real, como si eso fuese un puesto de trabajo más. No hay ensañamiento ni actitud personal más allá de la rutina criminal. No hay truculencias, hay una violencia sorda, ambiental, un desprecio al ser humano, a la vida en libertad. Es un raro espectáculo inquietante y provocador de sensaciones y reflexiones muy recomendable.
Carlos GIL


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