Críticas de espectáculos

En el oscuro corazón del bosque/Alonso de Santos/Ignacio García

Fábula sin moraleja

 

Obra: En el oscuro corazón del bosque – Autor: José Luis Alonso de Santos – Intérpretes: José Luis Pellicena, Karmele Aramburu, Roberto Pérez, Itxaso González y Claudio Sierra – Escenografía y vestuario: Domenico Franchi – Iluminación: José Luis Canales – Dirección: Ignacio García – Lugar y fecha: Teatro Principal de Zaragoza. 19 de marzo de 2010

 

Fue poco el público que se dio cita el pasado viernes en el Teatro Principal para asistir al estreno de “En el oscuro corazón del bosque”, el último texto de José Luis Alonso de Santos que ha sido llevado a los escenarios. Lejos de las historias de corte más realista, costumbrista incluso, aderezadas con buenas dosis de ironía y humor (“Bajarse al moro”, “La estanquera de Vallecas”, “Yonquis y yanquis”…) características de su producción dramática, Alonso de Santos nos propone en esta última obra una especie de fábula, un pequeño cuento para adultos que sale en busca de lo poético, de la sutileza emocional y del simbolismo. Lo social, presente en muchos de sus textos, cede aquí su lugar a lo fantástico. El presente casi desaparece y los protagonistas se mueven entre el recuerdo del pasado y el temor a un futuro incierto.

Esos protagonistas son dos viejos gatos que irán rememorando momentos de su vida en un viejo caserón de campo que está a punto de ser demolido, y que deberán abandonar sin saber muy bien a dónde dirigirse. De forma paralela se desarrolla la historia de dos empleados de mudanzas, unidos por un secreto que terminará desvelándose. Domenico Franchi realiza un buen trabajo escenográfico, creando un espacio evocador y sugerente que enmarca a la perfección esta historia de gatos que hablan de los humanos. Una cuidada puesta en escena construye momentos de gran lirismo y atractivo visual, resuelve bien la dualidad gatos-humanos, maneja con corrección elementos como el espacio o el ritmo, y aporta claridad al discurso escénico.

Sin embargo, la propuesta no termina de conquistarnos. Los gatos hablan (casi siempre en pasado) nosotros esperamos que pase algo y nuestra espera no se ve correspondida. No pasa nada. La fábula se queda sin moraleja y el público con cierta sensación de tedio y cansancio. Las escenas de los trabajadores de la mudanza aportan ligereza, pero no es suficiente para que la obra remonte. Además del texto demasiado discursivo, la propuesta yerra al proponer un perfil demasiado antropomórfico de los personajes protagonistas. Una interpretación menos realista, más física, más gestual, tal vez hubiese reforzado el carácter de cuento como instrumento para conectar con el espectador.

Joaquín Melguizo

Publicado en Heraldo de Aragón, Domingo 21 de marzo de 2010.


Mostrar más

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba