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‘La celda sin noche’ refleja la vida en prisión del kurdo Abdullah Öcalan

Mireia Gabilondo dirige esta obra de Galder Irusta que narra la situación del líder del PKK, aislado en una celda turca desde hace 24 años

La obra ‘La celda sin noche’, de Galder Irusta, fue seleccionada en 2019 por el programa Nuevas Dramaturgias de ANTZ3RKIZ,  plataforma que aglutina al Teatro Victoria Eugenia de Donostia, al Teatro Principal de Vitoria-Gasteiz y al Teatro Arriaga de Bilbao, en su proyecto de fomento de la dramaturgia vasca. 

Dirigida por Mireia Gabilondo e interpretada por Andrés Montero, Noelia Campos y Roberto Bautista, la obra ha tomado cuerpo en una coproducción entre los tres teatros vascos y el Ministerio de Cultura de Costa Rica, donde se estrenó el 28 de julio de 2022. El estreno en Euskadi tendrá lugar en el marco de dFERIATeatro Victoria Eugenia, del 12 al 14 de marzo, y posteriormente podrá verse en el Arriaga (15 de marzo) y en el Teatro Félix Petite de Vitoria-Gasteiz (17 de marzo).

‘La celda sin noche’ es una obra basada en hechos reales. Situada en 1999, refleja la vida de Abdullah Öcalan, el único prisionero de una isla-prisión de máxima seguridad al sur de Estambul. Está condenado a muerte por ser el líder del Partido de los Trabajadores del Kurdistán, en guerra con el Estado turco. La obra de Irusta transcurre, como la vida de Öcalan, en una celda eternamente iluminada y en total aislamiento. Allí, las tres almas de Öcalan deberán tratar de convivir con su decisión y con sí mismas, mientras rumian sobre su futuro y el del Kurdistán.  

La celda sin noche 1 artezblai

Cuando Mireia Gabilondo recibió la propuesta de llevar a escena este texto, lo primero que le interesó, confiesa, fue la figura de Abdullah Öcalan. “Yo sabía de él, pero me gustó indagar un poco más en su vida y en  la historia del pueblo kurdo. Y después me atrajo la manera en la que  se había acercado Galder Irusta a este tema, utilizando diferentes álter egos para hablar de Öcalan: el campesino, la filósofa y el guerrillero. De tal manera que hablamos de Öcalan pero a través de tres personajes/ actores, de su relación, de sus diferentes puntos de vista sobre diversos temas…, de sus 24 años encerrado en una ‘celda sin noche’, porque hay una luz perpetuamente encendida”.

Explica la directora que la puesta en escena fue una idea de Fernando Bernués, quien le invitó a mover a los actores de una manera diferente, dejando de lado el clásico planteamiento a la italiana. “La escenografía es un espacio rectangular de 14 X 10 y de 1 metro de ancho, por el que los actores tienen que moverse mientras el público permanece en el medio. Los espectadores se sentirán encerrados, como en una celda. Y los actores, aunque tienen mucho recorrido de largo, se sienten subyugados por el pequeño metro en el que deben pisar, como metáfora de la claustrofobia que seguramente se siente en una celda de tan pequeñas dimensiones. Es una puesta en escena muy diferente, que nos ha ayudado a acercarnos a estos personajes desde otra realidad, y con otra manera de interpretar y sentir el espectáculo”.

Añade Mireia Gabilondo que el paso de tiempo es casi otro personaje y aparece en la narración a través de un texto escrito casi telegráficamente que se proyecta sobre una tela que circunvala el espacio.


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