Estrenos

‘La sed del minotauro’, anti-héroes en busca del amor y la felicidad huidiza

La compañía vizcaína Khea Ziater estrena en el Teatro Arriaga su última propuesta

La nueva propuesta de la compañía vizcaína Khea Ziater se titula ‘La sed del minotauro’, en referencia y símbolo del deseo, de un deseo que hay que alimentar constantemente para seguir vivo. La obra, que habla de anti-héroes, de seres atribulados y algo desesperados que afrontan el miedo que sienten a perder la batalla por la conquista de su felicidad, se estrena en el Teatro Arriaga de Bilbao del 2 al 4 de febrero. 

Todo sucede en un pequeño café-bar de algún lugar donde hace frío. Del local entran y salen sus clientes, buscando el amor y huyendo de un mundo que apenas les considera. Jon Ander Urresti, Ainhoa Artetxe, Leire Ucha, Arrate Etxeberria y Txubio Fdez. de Jaúregui encarnan a los personajes de distintas generaciones que protagonizan sendas historias de amor. 

En palabras de Alex Gerediaga, dramaturgo y director, “tengo la sensación de que en esta obra hay mucho de lo que disfrutar. Los personajes son un desastre adorable y creo que el público va a quererles, pues no hacen sino intentar demostrar, que a pesar de los pesares, el amor nos salvará. Creo que es el texto más divertido de cuantos hemos trabajado”. 

Cine y teatro

Con muchas referencias al cine de los 90, la compañía da un nuevo paso en su búsqueda de códigos de relación entre el teatro y el arte cinematográfico. “Seguimos buscando en esta línea, combinando recursos de amplificación visual y/o sonora, encontrando maneras, aunque sea por momentos, de hacer cine en escena sabiendo siempre que hacemos teatro”. 

En el espacio concreto y estanco de un bar, dos pantallas proyectan, a modo de ventanas, vídeos que muestran la vida interior y exterior de los personajes. Unos personajes que tienen en común una relación concreta con eso que llamamos deseo o pulsión de vida. “Algunos tienen un deseo joven y nuevo, una sed de encontrar a un otro al que amar. Otros, en cambio, tienen ya un deseo de renovar lo gastado y, si se pudiera, de empezar de cero. Por último, uno de los personajes de la obra, El Duque, tiene tal vez una relación ambigua con su deseo, en gran medida consumado y cumplido ya. Pero, al mismo tiempo, tiene una herida, o una embriaguez alegre, o no se sabe qué, que le siguen moviendo a seguir vivo, a beber y vivir alegremente, a seguir disfrutando de la vida”, explica Gerediaga. 


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