Y no es coña

Lo que no se ve, pero se nota

Siento la fascinación imposible de verbalizar que me produce, por ejemplo, asistir a un festival de teatro que se celebra en una o dos sedes y que cada día ese escenario, ese espacio es diferente. Desde que se apagan los aplausos de una función hasta que al día siguiente entramos ilusionados para ver otra nueva obra, ¿qué ha pasado? Resumiendo: la labor callada, incesante, contra reloj de un gran número de profesionales de las Artes Escénicas en el apartado técnico. Una organización perfecta en donde cada individuo sabe su labor y la hace al ritmo adecuado, con la seguridad precisa, siguiendo un plano de luces, las instrucciones de un regidor o director técnico de la compañía para colocar de manera adecuada la escenografía y que logran en muy pocas horas transformar ese espacio en una nueva posibilidad para la belleza y el arte.

Es indudable que los avances tecnológicos se van incorporando a la realización escénica de manera apabullante, que el cambio del tipo de iluminación ha influido en la estética general, debido a los cambios cromáticos que producen los robots y las luces led, que los escenarios están cada vez mejor dotados de todo tipo de avances técnicos, mecánicos, informáticos y que las plantillas están mejor formadas y cualificadas para asumir los grandes retos.

El personal técnico especializado es parte sustancial de los nuevos tiempos escénicos, de las estéticas más rompedoras, de los efectos más sorprendentes y de, algo muy importante, la seguridad con la que se hacen los montajes y sus representaciones. Es un personal cualificado que escasea. Cada vez es más difícil encontrar plantillas técnicas para hacer giras en grupo o compañías de medio formato. Es una cuestión laboral, de salarios, de continuidad, pero que afecta de manera directa a la calidad de las representaciones. Existen con rango adecuado estudios de formación y eso se ha ido notando en la calidad general, pero parece ser que, en estos momentos, faltan para cubrir todas las necesidades.

Esta entrega quiere ser un abrazo con esa parte de las Artes Escénicas que tanto aporta, que tanto ha crecido en su calidad y en muchos casos su complicidad con los nuevos lenguajes. En los teatros institucionales se trata, además, de una búsqueda de una estabilidad laboral de primera categoría, cuestión que en ocasiones, y debido al desequilibrio real porque no existen en esas unidades de producción ninguna estabilidad artística, es decir no hay compañías estables, sino contrataciones puntuales, crea alguna fricción debido a la impericia burocrática, pero en general, en la inmensa mayoría de salas, teatros, centros culturales incluidos, salvando las distancias de materiales más punteros o trabajar con reliquias, la realización técnica, puesta en escena, luces, sonido, audiovisuales se realizan con la calidad suficiente.

Quisiera decirles que este panegírico me lo provoca el festival de Eurovisión. El despliegue técnico es inconmensurable. Se utilizó para la realización general un sistema informático relativamente nuevo, pero hay algo que los telespectadores no veían, en los pocos minutos en los que se presentaba cada nueva actuación un equipo perfectamente coreografiado, entrenado y profesional cambiaba el escenario, sacando lo que había y colocando lo que se necesitaba. Arriba, en los cielos, los sistemas informáticos de luces y sonidos comandados por profesionales del máximo nivel hacían que todo ello luciera adecuadamente. Y la realización televisiva hacía el resto, que no es poco.

Defendemos a las Artes Escénicas de manera global, a veces hay que insistir en la importancia de los equipos técnicos, de tener personal bien formado, entrenado y si puede ser que sean, además, enamorados de su trabajo y de lo que se hace en sus escenarios. Existen movimientos internacionales para compartir avances, formatos, tecnología y maneras de afrontar estas labores fundamentales. Y mi aplauso es tanto para los que hacen que funcione edificios dedicados a las óperas más exigentes, los grandes musicales, los teatros clásicos, los privados o públicos y las salas más pequeñas y necesarias.


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