Críticas de espectáculos

Pinocho / Títeres Cachirulo

Un Pinocho de cachiporra

Obra: “Pinocho” Autor: Carlo Collodi. Compañía: Títeres Cachirulo. Titiriteros: Carmen Domech y Jorge Rey. Muñecos y escenografía: Carmen Domech y Jorge Rey. Retablo: Carmen Domech. Música: Marcelo Manoel. Versión y dirección: Jorge Rey. Lugar: Teatro Arbolé. Fecha: 16 de enero de 2010.

La veterana compañía gallega Títeres Cachirulo (en Galicia se llama cachirulo a los niños revoltosos) presentó el pasado fin de semana en el Teatro Arbolé uno de sus más antiguos montajes. Se trata de “Pinocho”, un espectáculo destinado a público a partir de tres años, basado en el clásico de Carlo Collodi. La sala registró un lleno absoluto y el público se entregó con entusiasmo a participar en la propuesta de Cachirulo.

La versión que realiza Jorge Rey toma los elementos esenciales del cuento de Collodi para construir con ellos un relato que tiene muy presente el lenguaje propio de los títeres. En el retablo vemos la historia del pequeño muñeco de madera que acaba convertido en un niño de verdad, pero vemos al mismo tiempo algunos de los elementos esenciales del teatro de giñol, de los títeres de cachiporra: personajes que se persiguen, que se esconden, bastonazos… Incluso, en una filigrana del trabajo dramatúrgico, asistimos a una representación de títeres con Polichinela y Arlequino como protagonistas.

A la riqueza dramatúrgica debe sumarse una puesta en escena concebida para que los muñecos hablen directamente al público involucrándole, provocando su reacción, sus respuestas, su participación. La propuesta funciona y los gallegos alcanzan este objetivo sobradamente. El ritmo de conjunto es bueno (a pesar de que alguna transición se me antojó un poco larga) y el espectáculo se desarrolla con fluidez, hay una buena jerarquización (los muñecos se hallan por encima de la escenografía, ésta por encima de los objetos…), una buena configuración técnica, la historia está bien planteada y llega con claridad, los muñecos y los elementos escenográficos están utilizados con austeridad y sentido, bien dosificados y manteniendo la capacidad de sorprender.

Hay un estilo general estético y visual, coherente y lógico, un espacio escénico bien concebido y bien utilizado, una buena manipulación y caracterización vocal… pero más allá de todas estas cuestiones técnicas, está la capacidad de transmitir, de crear la ilusión teatral mediante la cual, un trozo de madera, animado por un titiritero que le da voz, movimiento y gestualidad, se convierte en un ser lleno de vida capaz de cautivar a quien le observa.

Joaquín Melguizo
Publicado en Heraldo de Aragón, Lunes 18 de enero de 2010


Mostrar más

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba