Críticas de espectáculos

Punto.rabo/Markeliñe

En el limbo
Obra: Punto.Rabo
Guión: Markeliñe
Intérpretes: Juanjo Otero, Pako Revueltas
Iluminación: Aitor Agorria
Dirección artística: Mª Jose de la Hoz
Coordinación: Joserra Martínez
Producción: Markeliñe
Herri Antzokia –Elgoibar- 13-12-02
De las muchas vías de acercamiento a esta propuesta que se ofrecen, la que tiene el toque ácrata, soez, deliberadamente tosca, es la que, a mi entender, le da mayor consistencia comunicativa, donde las claves mejor se administran y donde se logra el mejor acomodo de todos los elementos y fuerzas creativas. Quizás cueste entender el mensaje final, porque la situación es algo peregrina, ya que se trata de la antesala de algún lugar que desde las creencias religiosas se piensa se dirigen las almas una vez nuestro cuerpo es dado de baja en el registro civil.
Cielo e infierno, San Pedro y Fausto, disputándose a la clientela, jugueteando, con ligeros momentos que pueden incluso hasta herir las sensibilidades más fundamentalistas de algunos creyentes, pero que es le motivo para un espectáculo de risas, en don de los dos personajes encarnan dos tipos de clown, de cómicos y que recurren a la jerga, gestualidad y retórica de sus arquetipos, el cura sandunguero, el diablo cojuelo, salido, sacrílego.
Hay que destacar el espacio escénico, a base de unos plásticos que con la luz o el viento van creando formas y sensaciones, por lo que no solamente se fía a la interpretación que no se mantiene en la misma intensidad a lo largo de todo el espectáculo, lo mismo que el interés narrativo, que tiene altibajos y el ritmo deja unos respiros por donde entran brisas de discontinuidad. Tiene unos momentos donde funcionan todos los elementos a la perfección, tanto técnicos, como de movimientos y de interés en el desarrollo de la escena o gag, y ahí es donde debe estar el objetivo de evolución, conseguir la unidad en lo alto, sin tantos tiempos meseta. Es previsible que este trabajo se asiente en unas cuantas funciones más y adquiera un valor más rotundo para salir de este limbo escénico donde se halla tan gustosamente.
Carlos GIL


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