Críticas de espectáculos

Títeres de Cachiporra/Teatro Arbolé

El caballero Pelegrín

Obra: “Títeres de Cachiporra”

Autor: Iñaqui Juarez.

Compañía: Teatro Arbolé.

Fieles a su cita de todos los años, Teatro Arbolé lleva sus “Títeres de Cachiporra” a la zaragozana Plaza de los Sitios durante las fiestas del Pilar. Así, el caballero Pelegrín vuelve otra vez a convertirse en protagonista de una aventura en la que no faltan las princesas, las hadas, los dragones y hasta el mismísimo diablo. Los títeres de Cachiporra forman parte de una tradición de teatro popular muy extendida en países de nuestro entorno cultural (Italia, Francia, Inglaterra, Portugal) e incluso de ámbitos tan alejados, cultural y geográficamente, como Rusia o Turquía. Entre nosotros, esta tradición fue revitaliza (entre otros) por Federico García Lorca, para irse perdiendo y degradando hasta su práctica desaparición en los años posteriores a la guerra civil.

En los últimos años, Teatro Arbolé está empeñado en un loable trabajo de recuperación de esta forma de teatro popular a través de su personaje Pelegrín, para rescatar a esta manifestación teatral de su injusto olvido. El espectáculo contiene todos los elementos característicos de este género teatral: participación y diálogo con el público, muñecos que se persiguen, se ocultan, se dicen inocentes mentirijillas o se golpean con la cachiporra. Todo ello con un dinamismo que va arrastrando al público de una situación a otra de manera casi trepidante. El manejo del ritmo, efectivamente, es bueno. Las transiciones están bien resueltas y se asegura la continuidad y la cohesión del espectáculo. Los personajes, a través de su voz, siguen presentes en los momentos en que la pequeña escena del teatrino debe quedar desierta por necesidades de la manipulación. Así, no se producen rupturas que fraccionen el ritmo de conjunto. La manipulación se realiza con precisión. Desarrolla un repertorio de gestos, posturas y movimientos, y una caracterización vocal peculiar e identificativa de los muñecos, que crea una verdadera e inequívoca personalidad gestual para cada títere.

La puesta en escena establece una correcta jerarquización de los elementos (muñecos por encima de la escenografía y ésta por encima de los objetos), plantea bien la historia y la visualización del conflicto, y dosifica de manera inteligente los diferentes elementos plásticos (títeres, decorados…) que el público ha de ver. Un buen espectáculo que conecta fácilmente con el público y estimula su participación, a pesar de que, en mi opinión, existen situaciones y momentos del relato que se alargan innecesariamente.

Joaquín Melguizo


Mostrar más

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba